El sufragismo, un movimiento colectivo de mujeres que exigían el derecho a votar, también exigían otros derechos. Diversas estrategias de movilización, de alianzas y de protesta, utilizaron las mujeres de aquella época que consideraban que, obteniendo el derecho a votar, se podría abrir el camino para alcanzar otros derechos.
El derecho a votar y a ser electas fue conquistado hace 71 años. El camino cuesta arriba continuó desde entonces. La llegada de las primeras mujeres a la Cámara de Diputados (1955) y a la Cámara de Senadores –diez años después– rescata la frase que retrata bien el escenario al que se enfrentaron, atribuida a María Lavalle Urbina: “Los senadores eran todos muy caballerosos, siempre me daban la silla, pero nunca me dieron el lugar”.
Se fueron delineando las acciones a seguir, mujeres organizadas aliadas con mujeres de los partidos políticos impulsaron las cuotas o acciones afirmativas, siempre diseñando su mejora para compensar el desequilibrio entre hombres y mujeres en materia política. Pactos. Alianzas. Diálogos Cruzados. Peleábamos. Aguantábamos. Muchos muros se derribaron, otros no pudieron quitarse, de paso en paso, como dice Amelia Valcárcel, llegamos a la tierra de nunca jamás, logramos la Paridad convertida en un principio constitucional y a golpe de sentencias, fue permitiendo la llegada de muchas mujeres, hoy incluso, en los congresos locales son mayoría.
Esta reforma constitucional que incluye el principio de paridad (2014) y la paridad en todo (2019) es el más grande avance en materia de derechos políticos de las mujeres, es transversal, para todos los Poderes, en los tres niveles de gobierno y en los organismos autónomos.
“¿Porque la paridad? Para empezar, por justicia. Porque la política basada en la visión de un género y la exclusión mayoritaria del otro es perversa. Es una violencia. Porque la exclusión de las mujeres tiene ganancias de poder, es una plusvalía política de los hombres y los intereses patriarcales. Paridad para empoderarnos. ¿Paridad? Para la igualdad. Porque paridad quiere decir mitad y mitad, y no agota la igualdad. Sólo conduce a ella. (Lagarde, 2010)”
No hemos terminado. La paridad en todo es en todo; incluidas las gubernaturas que se pudieron alcanzar solo mediante la aprobación de lineamientos para postular candidatas mujeres que se emitieron en el Acuerdo del Instituto Nacional Electoral CG569/2020. Incluso en 2023 se promovió un juicio ciudadano para regular la paridad en la elección del cargo a la Presidencia de la República.
Impensables logros de muchas mujeres organizadas. La igualdad formal –en la ley– nos ha permitido lograr avances reales. Ahora hay más legisladoras, más gobernadoras y la primera presidenta de la República; sin embargo, la paridad debe echar raíces para continuar enfrentando las resistencias que se siguen presentando para ejercer el legítimo derecho a gobernar, porque de lo que se trata es de transformar la desigualdad estructural que viven las mujeres y de garantizar todos los derechos para todas las mujeres.
Por eso todas debemos recordar:
“Nuestra victoria no es una narración personal, sino una carrera de relevos. Cuando la primera de muchas mujeres diversas gane el más alto de los cargos democráticos, subirá los escalones tallados por otras mujeres antes que ella: Claudia Steinem”.
Notas:
“EL DEBER DE LA MEMORIA. Del derecho al voto a la paridad en todo”. Cecilia Lavalle Torres y Teresa Hevia Rocha. Primera edición. 2024
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