Nadie quiere que las mujeres aborten.
Pero nadie quiere tampoco que las menores de edad se embaracen y con ello:
Frenen sus posibilidades de educación, de crecimiento, desarrollo y realización.
Tengan hijos que podrían ser sus hermanos, y en lugar de jugar y ser adolescentes, sean mamás y papás frustrados.
Propicien pocas oportunidades de tener una buena calidad de vida para sus hijos.
La interrupción anticipada del embarazo es una última herramienta con la que cuentan las sociedades más progresistas y mejor educadas para frenar:
A) La violencia obstétrica.
B) Los feminicidios a manos de las parejas de las jóvenes embarazadas.
C) El abandono de recién nacidos.
La sociedad poblana debe avanzar en su cultura, su eficiencia, su viabilidad económica, política, social.
Dejar de criminalizar a las mujeres por decidir abortar es un paso gigantesco que dará Puebla. No va en contra de la Iglesia católica. No va en contra de la moral ni las buenas costumbres. Es un asunto de salud pública.
Edgar Garmendia pasará a la historia como el presidente del Congreso que llevó al Pleno la discusión –y virtual aprobación– que beneficiará a miles de mujeres libres.
Además, los congresos de todas las entidades federativas están obligados a cumplir una instrucción de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. De no hacerlo, caerían en desacato. Y nadie quiere eso.
Muchas gracias. Nos vemos la próxima aquí y en mis redes como @erickbecerra1
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