Cuentan que el genial general romano, Julio César, después de derrotar al rey Farnaces del Ponto en la batalla de Zela, acuñó la famosa frase: “veni, vidi, vici”, “llegué, vi y vencí”, esto debido a la contundente y rápida derrota que le aplicó a sus enemigos.
Esto mismo se puede hoy aplicar a lo que hizo Armenta en dupla con quien fuera la candidata presidencial de su partido y ahora presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Aunque hoy muchos personajes, junto con sus matraqueros se quieren adjudicar un pedazo de la gloria, lo cierto es que, si no hubiera sido por Sheinbaum y por Armenta en el caso local, no hubieran logrado nada por sí mismos. A su favor como ya lo señalamos operó el “efecto manada”. Ubíquense.
Armenta se convierte, pues, en el gobernador más votado en la historia de la entidad, con poco más de un millón 908 mil 954 votos, de acuerdo al cómputo oficial del Instituto Electoral del Estado de Puebla, superó y por mucho el millón 153 mil 079 votos que Martha Erika Alonso, obtuvo hace seis años, aunque también hay que tomar en cuenta el crecimiento del listado nominal en este lapso.
Aun así, lo hecho por Alejandro es histórico, lo que le da una enorme legitimidad para poder gobernar a Puebla, en las mejores condiciones de los últimos 18 años, en los que la entidad no ha conocido la paz y la tranquilidad, o si, pero solo por lapsos.
No tiene ningún contrapeso por delante, ganó de una manera tan amplia y tan fácil, que el grave el riesgo para él, es que le pueda pasar lo que le, ha pasado a otros gobernantes como Marín o Moreno Valle, que igual, llegaron con todo el poder después de victorias contundentes, no tan amplias como la de Armenta, pero si amplias y terminaron perdiendo el piso.
Armenta gana con 28 puntos de ventaja sobre su adversario, el aliancista Eduardo Rivera Pérez, quien obtuvo un total de un millón 052 mil, una cifra de votos muy importante, pero insuficiente, ante el tsunami de votos que obtuvo el candidato de Morena.
Una de las grandes diferencias la marcó sin duda lo que aportó la marca principal Morena, pero también los partidos satélites en la suma de votos a favor de Armenta.
Su propia marca le dio más de un millón 600 mil votos, los que hubieran sido suficientes para ganar la elección, pero el resto de las fuerzas políticas que lo arroparon dieron en su conjunto más de 300 mil sufragios.
Con una oposición totalmente dividida luego de la estrepitosa derrota y con una mayoría absoluta a su favor, Armenta tiene todo para poder ser un buen gobernador y poner fin a la maldición que parece pesar sobre Puebla y sus últimos gobernantes y de la cual ya hemos dado cuenta.
De 2006 a la fecha, Puebla ha conocido poco la estabilidad política, pasó del Lydiagate a la muerte de Moreno Valle y Martha Erika Alonso y al fallecimiento de Miguel Barbosa, todos estos eventos han cambiado la historia de Puebla.
Armenta, reitero, tiene todo para ser un buen gobernador, a menos de que le gane la soberbia o caiga en el “error” de escuchar el “canto de las “sirenas”, ojalá a su lado siempre tenga alguien que le diga “Memento mori”, “recuerda que eres mortal”.
Gana Tonantzin y gana Aristóteles. El fin de semana pasado, en las oficinas del órgano electoral del estado, el IEE, se llevaron a cabo dos conteos de importantes municipios cercanos al área conurbada a Puebla capital.
Este importante ejercicio de voto por voto, benefició a los candidatos, TonantzinFernández, quien se adjudicó el triunfo en San Pedro Cholula y del aliancista, Aristóteles Campos Flores, en Santa Clara Ocoyucan.
De esta forma Morena se llevó la presidencia municipal de la ciudad milenaria y el antorchista se convertirá en alcalde de uno de los municipios de mayor crecimiento urbano en los últimos años debido a la expansión de Lomas de Angelópolis.
También de la misma forma, el conteo llevado a cabo en la junta distrital local No. 17 confirmó el triunfo de la candidata del oficialismo, María de la Barreda, quien fue las grandes beneficiarias de haber estado en el momento exacto y a la hora exacta, que nadie se equivoque.
Su marido, el violentador en materia política de género, Eduardo Alcántara, lejos de ayudarle, constituye un lastre para esta mujer.