El “más vale tarde que nunca” no aplica en este proceso electoral, al menos para la alianza opositora. Muy, pero muy tarde, el PAN se ha dado cuenta lo que, a simple vista, se asomaba desde el principio como una obviedad: la coalición con PRI, PRD y el local PSI le resultó, no solamente negativa, sino que se ha convertido en un lastre que se ve ya insalvable.
En la marcha de la Marea Rosa del domingo, en Puebla y otras ciudades, los panistas pidieron el voto solamente para su partido.
Se han dado ahora cuenta, posiblemente con consecuencias irreversibles, que eso les perjudicará en las urnas el 2 de junio.
En la marcha en la capital poblana se repartieron volantes en lo que se pedía votar solamente por el Partido Acción Nacional (PAN).
“Al votar sólo elige un partido. De otra forma se divide el voto en 0.33… disminuye”, se leía.
Estos volantes y otros daban instrucciones para que los votos de la alianza prianista sean solamente para Acción Nacional.
En principio, eso entraña una traición a los aliados.
Un desdén a sus marcas.
Pero también el reconocimiento de que no valen nada.
O casi nada.
¡Pero de qué se sorprenden ahora!
Acaban de descubrir el hilo negro de la elección 2024, pero prácticamente en Puebla todos lo vimos desde el principio.
Vayamos a otro ejemplo, la semana pasada, en el debate de las segundas fórmulas al Senado de la República, la panista Ana Teresa Aranda Orozco pidió votar por el PAN.
Solamente por el PAN.
Únicamente por el PAN.
Qué terrible deshonor para la política insignia del panismo ser candidata del PRI y además llevar de compañero de fórmula al impresentable de Néstor Camarillo, el falso candidato indígena.
Esa sensación de náusea que delató Aranda se repite en muchos otros escenarios.
Con otros candidatos.
En fórmulas legislativas.
En planillas municipales.
Ocurre por compartir alianza con el PRI, pero lo mismo con el PRD que con el PSI.
¿Acaso les gusta a los panistas ser ligados con el huachicol?
¿A sus militantes y simpatizantes les agrada ser vinculados a los anquilosados y eternos dirigentes perredistas?
El costo es muy alto.
En números.
En las candidaturas que tuvieron que otorgar.
En imagen.
En el deshonor.
Porque seguramente más que aportar esas marcas y esos candidatos del PRI, PRD y PSI les restan.
Y la suma porcentual es irrelevante o nula.
De acuerdo con recientes mediciones, esto valen esos partidos:
El PRI tiene apenas 1.5 por ciento de identificación entre los poblanos y las poblanas.
El PRD, 0.5 por ciento.
En tanto, el Revolucionario Institucional (PRI) es el partido campeón de los “nunca votaría por él”, con 41.6 por ciento de repudio.
Visto así, ya es tarde.
La puñalada está clavada.
Y fue autoatentado.