Los candidatos y dirigentes de los partidos políticos representantes de la 4T empeñados en descalificar al ayuntamiento de Puebla por la concurrencia de hechos criminales, para restar simpatías y votos a la oposición, no van a frenar su estrategia. Ni porque lo pida el gobernador.
El viernes, varios de ellos usaron el hallazgo de siete cadáveres en un tramo del Periférico para acusar la “incapacidad” del gobierno municipal para enfrentar a los delincuentes y terminar con la expansión de sus actividades ilícitas.
Cómo no iban a hacer señalamientos inquisidores si el responsable de esa administración hasta hace unos meses era Eduardo Rivera Pérez, hoy candidato a gobernador de la oposición y principal rival del oficialismo en la contienda estatal.
El manual básico de estrategias electorales obligó a los abanderados de Morena y a su dirigente a sacar beneficio político del macabro descubrimiento.
Entonces se desplegó una narrativa que otorgó la culpabilidad de ese hecho y de otros más al “ineficiente” gobierno municipal, con el propósito de crear una percepción social que dañe a Rivera Pérez y de una vez a todos los abanderados de la oposición.
La alianza Fuerza y Corazón por México, donde cohabitan PAN, PRI y PRD, hizo lo mismo en el arranque de la contienda federal, al establecer el tema de la inseguridad como eje de las críticas dirigidas a Morena y al gobierno del presidente López Obrador.
No hay que sorprenderse porque ahora, a nivel local, lo hagan los morenistas en contra de los panistas.
Están todos en guerra por el poder.
La estrategia, sin embargo, presenta un punto de riesgo para los propios morenistas.
Dentro del estado es posible delimitar los señalamientos específicos al gobierno de un municipio o a un ayuntamiento, acusar a una autoridad de ser permisiva con el avance de la criminalidad y ponerle la etiqueta partidista para desacreditarla de cara a los electores, pero fuera de la entidad eso no es así.
Si los promotores de las críticas a Rivera Pérez y el PAN revisan la información que los medios de la Ciudad de México –mal llamados nacionales– publicaron el fin de semana respecto del hallazgo de los restos humanos, verán que en la mayoría de los casos manejaron indistintamente Puebla estado y Puebla capital, y que no pocos le colgaron la responsabilidad al gobierno estatal, emanado de la 4T.
La reacción en redes sociales, de cuentas ajenas a la entidad, fue todavía más virulenta en este sentido.
Ese es el riesgo de llevar temas de esta naturaleza a la estridencia pública.
Fuera de Puebla no se dice que “en tal ciudad del estado” se cometen asesinatos de manera cotidiana, sino que se señala solo a la entidad. Y dentro deben ser muy pocas las personas –y los electores– que atribuyen la tarea de combate al crimen solo a los ayuntamientos, cuando el mal contra el que se lucha es enorme.
Al descalificar a un ayuntamiento se descalifica también a la administración estatal.
Eso lo sabe bien el gobernador Sergio Salomón Céspedes, que el viernes fue muy preciso al pedir a los integrantes de todos los partidos políticos, incluido el suyo, eludir esos hechos como herramienta de combate electoral.
A final de cuentas, el autor de las políticas públicas contra la delincuencia establecidas en el país es Andrés Manuel López Obrador.
Por eso es que el empleo de la crisis de inseguridad como arma política podría volverse un búmeran para la 4T.
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Jesús Giles Carmona debió usar otro recurso discursivo para tratar de causar daño a la candidatura de Mario Riestra Piña en el acto de adhesión a José Chedraui Budib, que encabezó el domingo en un salón social de la colonia Bugambilias.
Giles Carmona, que fue presidente formal del PAN en una parte de la era morenovallista, cuando quien mandaba en realidad en ese partido era la secretaria general Martha Erika Alonso, acusó de traidor a Riestra por haberle dado la espalda a Rafael Moreno Valle, a José Antonio Gali Fayad y a la propia Alonso.
Debido a eso, afirmó el otrora operador de la extinta pareja Moreno Valle-Alonso, ninguno de los funcionarios de primer nivel que formaron parte de la administración estatal, en esos periodos de gobierno, apoya hoy a Riestra.
Mala argumentación del ex dirigente.
Si fuese un poco serio en su análisis recordaría que Moreno Valle irrumpió en el PAN después de sufrir un revés en el PRI y que más tarde se apoderó del partido para beneficio personal, que hizo a un lado a los panistas que no se pusieron a sus pies y que metió a sus cuates y subordinados como nuevos militantes.
El paso de Moreno Valle por el blanquiazul ha quedado registrado como una etapa oscura para el panismo.
La reputación de ese gobierno tampoco es la mejor.
Si bien fue en esa administración en la que se hicieron muchas de las obras que hacen lucir la zona metropolitana de Puebla como un polo urbano de modernidad, también en ese régimen se cometieron excesos económicos y caprichos políticos que derivaron en uno de los mayores autoritarismos vistos hasta entonces en el estado.
Así que desligar a Riestra de Moreno Valle, como hizo Giles, pudo no ser un golpe para el candidato a presidente municipal de Puebla de la coalición opositora, sino un favor.
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La ausencia temporal de Armando López Portillo en el equipo de prensa de Eduardo Rivera, a causa de un accidente automovilístico, genera un hueco relevante en el área de comunicación social del candidato a gobernador.
López Portillo era el principal enlace del panista con los representantes de los medios y fungía como pararrayos de muchos de los contratiempos que de manera natural se generan en esa oficina.
Que el comunicador tenga una buena y pronta recuperación, por su bien, el de su familia y el del candidato, que vaya que lo necesita.
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Uno sale y otro entra.
Quizá motivado por la lluvia de críticas que recibió por parte de colaboradores y dueños de los medios, el candidato a gobernador Alejandro Armenta alejó de su equipo de campaña al comunicador Marcelo García Almaguer.
La prudencia pudo más que la recomendación de Fernando Manzanilla y el otrora colaborador de Moreno Valle fue sutilmente distanciado de las labores de comunicación que quedaron a cargo, únicamente, de Javier Sánchez Galicia, José Tomé y Claudia Hernández.
Quien ya se incorporó de manera formal y pública al cuarto de guerra de Armenta es Enrique Doger Guerrero.
Más que vocero, el ex rector de la BUAP y ex presidente municipal de Puebla será un combatiente destinado a torpedear la campaña del panista.