Al inaugurar el Encuentro Internacional de Juezas de las Altas Cortes para Juzgar con Perspectiva de Género, en el marco del Día Internacional de la Mujer y el Día Internacional de las Juezas, la magistrada presidenta de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Mónica Aralí Soto Fregoso, sentenció que “ninguna mujer tenga miedo al juzgar y emitir resoluciones que estén apegadas a la paz, a la democracia y a la visión de igualdad sustantiva”.
“Hoy estamos aquí, dispuestas a decirlo, dispuestas a denunciarlo y, por supuesto, dispuestas a no permitirlo más. Ninguna jueza debe ser violentada por nadie”, consideró en presencia y compañía de la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Yasmín Esquivel Mossa, del magistrado de la Sala Superior del TEPJF Felipe de la Mata, así como de mujeres juzgadoras nacionales e internacionales, y de autoridades federales, reunidas en las instalaciones de la Sala Superior del TEPJF, en Ciudad de México.
“Que no se confunda la rijosidad del debate, que parece tan democrático, con la violencia hacia las mujeres; no tenemos que aguantar tantita violencia, no tenemos que tolerar ni un porcentaje de violencia. El alto a la violencia hacia las mujeres juzgadoras tiene un punto final hoy, no permitamos nunca más una juzgadora violentada, discriminada o que por ser mujer también esté estereotipada”, dijo.
Soto Fregoso se pronunció así por más mujeres juezas, pero con menos violencia y discriminación.
“Sí, necesitamos ser mujeres fuertes, empoderadas y libres de violencia, para impartir una justicia social, paritaria, humanista y con paz a toda la sociedad y a todas y todos los justiciables. Juzgar con perspectiva de género es una alta misión entre todas nosotras. Llevemos este mensaje, pongámonos los lentes violetas, a través de ellos resaltemos las diferencias, las discriminaciones y todas las vejaciones que hemos vivido a través de la historia, sí, solamente por ser mujeres”, resaltó.
Al tomar la palabra, la ministra Yasmín Esquivel alertó sobre una persistencia de la violencia contra las mujeres juzgadoras, la cual trasciende más allá de la afectación de sus derechos humanos, ya que puede llegar, incluso, a afectar la función que desempeñan y hasta a la institución a la cual pertenecen, para llegar al extremo de comprometer su integridad y tratar de vulnerar la independencia e imparcialidad con la que deben conducirse, o las fuercen a abandonar su función.
En el momento en que las mujeres ocupan cargos de decisión, refirió, se genera una dinámica que facilita a otras la participación efectiva en la vida pública, como también se propicia un círculo virtuoso para la promoción y progresividad de sus derechos.
“No deben desistir ni de nuestras aspiraciones, ni la defensa de nuestros derechos, ni la denuncia de la violencia en nuestra contra, hasta consolidar una igualdad sustantiva. Nada ni nadie puede callar hoy nuestra voz. El silencio nos convierte en cómplices”, sostuvo.
En tanto, el magistrado de la Sala Superior Felipe de la Mata Pizaña dejó en claro que cuando hay más mujeres la justicia gana, también la sociedad, la democracia y la libertad ganan. “Porque solo ustedes conocen las circunstancias para ejercer de mejor forma sus derechos y fortalecer las decisiones judiciales”, sentenció.
Enlistó el número de juzgadoras en el Poder Judicial y evidenció que la brecha –frente a los hombres– es mayor cuando se escala en los cargos: de 796 magistraturas de circuito, 176 (22.1%) son mujeres; de 439 jueces de distrito, 170 (38.7) son mujeres. En casi 200 años de la SCJN, solo 15 mujeres han integrado su pleno, en comparación con los 202 ministros.
Actualmente, de 11 magistraturas de la SCJN, cinco (45.4%) son mujeres. Desde su creación en 1996, el TEPJF ha tenido 21 magistraturas, de las cuales solo cuatro (19.04%) han sido mujeres, y de las 14 presidencias del Tribunal Electoral, tres (21.72%) han sido ocupadas por mujeres. De las 71 magistraturas en las Salas Regionales, 25 (35.21%) han sido mujeres.
Por su parte, el subsecretario de Asuntos Multilaterales y de Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Joel Hernández García, indicó que llevar una parte de la justicia a los foros internacionales a favor de los derechos de las mujeres tiene una triple perspectiva de género: uno, la paridad en la integración de los tribunales y de los poderes judiciales en su conjunto; dos, el acceso y la procuración de justicia para las mujeres y, tres, el tema de este encuentro.
La justicia para las mujeres –añadió– forma parte de un vínculo indisoluble de la responsabilidad que tiene la SRE al representar al Estado mexicano en el exterior, para lo cual se cuenta con más de 40 instituciones para mantener un mecanismo de colaboración para el seguimiento de las obligaciones internacionales de México en materia de igualdad de género.
Para la magistrada adscrita al Pleno Regional en Materia Administrativa y Civil de la Región Centro-Sur con residencia en Ciudad de México, Rosa Elena González Tirado, las juezas desempeñan un papel fundamental en la labor de impartir justicia, por lo que es necesario que estén también libres de violencia.
La también coordinadora general de la Mesa Directiva del Capítulo México de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas consideró de vital importancia visibilizar el tema de violencia contra juzgadoras, además de estar debidamente informados sobre dicha problemática, a fin de conocer, también, las alteraciones neuropsicológicas que genera la violencia en las víctimas.
A su vez, la cónsul general de México en Houston, Texas, María Elena Orantes, reconoció el trabajo de la magistrada presidenta del TEPJF, Mónica Aralí Soto Fregoso, en favor de los derechos de las mujeres en todos los ámbitos y resaltó que trabajar para erradicar la violencia es un compromiso de todos los días.
Finalmente, la vicepresidenta de la Fundación Justicia y Género y Académica del Instituto de Altos Estudios Nacionales de Ecuador, Roxana Arroyo Vargas, manifestó que el símbolo de los lentes violetas es un compromiso de recuerdo para juzgar con perspectiva de género y que no importa el tamaño de estos, sino el tamaño y la importancia de quien los quiera portar para recordar su significado y compromiso.
Señaló que donde no había políticas de género, donde no había unidades de género, donde no había sentencias, ahora se da un florecimiento de las mismas, pero esto –subrayó– no se dio en solitario, porque se tenía un legado profundo, construido a nivel tanto de práctica política como epistemológicas, y eso se llama el feminismo, el cual alimentó los derechos humanos e inspiró a las mujeres y a la sociedad a un cambio profundo de transformación.