“…el desarrollo del Partido ha sido el que hubiera de esperarse de una agrupación que nace no en torno de caudillos, sino más bien alrededor de una doctrina determinada por una filosofía, una definición del ser humano y el papel que debe desarrollar en sociedad. Por fortuna, los fundadores nos hablaron a todos de que teníamos primero que mover las almas, convencer las bondades de nuestra doctrina para que la permanencia del Partido –hasta entonces algo inédito– se pudiera dar en el tiempo.”
Luis H. Álvarez
Hemos empezado el 2024 con ánimo y fortaleza para enfrentar el reto político-electoral que representan las elecciones 2024 para todo el país, se espera la participación de 95 millones de personas, según el Inegi. En ellas, se definirán más de 19 mil cargos: la persona titular de la Presidencia de la República, ocho gubernaturas, más la jefatura de Gobierno de Ciudad de México; 128 escaños en el Senado de la República; 500 más en la Cámara de Diputados; Diputados Locales y Ayuntamientos, en todo ello, está incluido nuestro estado de Puebla.
El proceso que ya inició desde meses atrás con miras a la Jornada Electoral a celebrarse el 2 de junio del presente año, significará un reto para todas las fuerzas políticas del país, sobre todo, para la oposición, los partidos políticos nacionales PAN, PRI y PRD, que conformamos la coalición Fuerza y Corazón por México, transitamos en la construcción de la opción que cambiará al fallido Gobierno federal actual.
Para las y los poblanos son claros los perfiles que propondremos: Xóchitl Gálvez, mujer de principios y valiente; Eduardo Rivera, de probada experiencia de gobierno, y Mario Riestra, un legislador cercano. Una vez transitado el proceso interno, avanzamos a paso firme al proceso de elección.
Pero debemos advertir que esta batalla electoral tiene riesgos, pues vemos que el perfil impuesto por el oficialismo se desinfla poco a poco ante la imposibilidad de mostrar independencia al poder en turno. Un poder que ya “bajó la cortina” y se enfrenta ante su lastimosa verdad del incumplimiento de lo prometido, con más pobres, una calidad de vida mermada por la economía, sin medicinas ni empleo bien pagado, el temor del endeudamiento y la falta de recursos a mediano y largo plazo. Pero con la voracidad de pretender retener el poder a toda costa.
El riesgo del debilitamiento de los órganos electorales, por un lado, la reducción irracional de los recursos para la organización de los comicios al INE, luego de la intentona por desaparecerlo y el manoseo en la elección del actual titular; por el otro, la afrenta velada y sorteada en los últimos días del 2023 al tribunal electoral. Será importante mantener la autoridad e independencia de ambos, ante el proceso electoral más grade y más complejo de la historia democrática de México.
El riesgo del “chapulineo electorero”, perfiles que simulan principios democráticos, pero sirven al interés del poder en turno, desde un partido político o en lo individual, y pasan de un bando a otro sin recato alguno.
No menos importante, es la relevancia que la violencia proveniente del crimen organizado ha tenido en los últimos procesos electorales, hay quien incluso ha llegado a afirmar que el partido en el poder constituye su brazo político. No debemos cegarnos ante tal riesgo, pues un narcoestado es un peligro latente para nuestro país.
Acción Nacional vive gracias al despertar ciudadano y hemos logrado mantener y ganar espacios importantes por su participación y creyendo firmemente que México no requiere profetas, ni caudillos, requiere una ciudadanía informada, crítica y activa, y esa ha sido y será la misión del PAN.
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