En aras de ganarse el afecto de Andrés Manuel López Obrador y mostrarle al presidente su respaldo incondicional en el pleito que sostiene con la mayoría de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y su presidenta Norma Piña Hernández, los dos legisladores poblanos con más peso en el Congreso de la Unión han realizado propuestas francamente impopulares y que atentan contra la democracia y el equilibrio y la división de poderes.
Me refiero al presidente del Senado, Alejandro Armenta Mier, y su primo Ignacio Mier Velazco, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados.
Armenta y Mier deberían saber que la mayoría de los mexicanos —y en especial las mujeres— no solo respaldan a la magistrada presidenta Norma Piña, sino que desaprueban el discurso y las descalificaciones de López Obrador a los ministros de la Suprema Corte, después de que éstos echaron abajo las reformas electorales del llamado Plan “B”.
Pero lo que más molesta de ambos aspirantes a la gubernatura de Puebla, además de su estúpida y acrítica sumisión al Ejecutivo, es que su populismo legislativo está lejos de ser auténtico.
El senador Armenta se inventa amenazas de la presidenta de la SCJN y propone “democratizar” al Poder Judicial, mediante una reforma al artículo 94 de la Constitución para que los jueces, magistrados y ministros sean electos de manera directa, a sabiendas que su propuesta es totalmente inviable, por la sencilla razón de que Morena y sus aliados carecen de mayoría calificada en el Congreso de la Unión.
La propuesta de Ignacio Mier es convocar a una consulta popular para que los ciudadanos digan si los ministros de la Suprema Corte deben ser electos por voto directo es también populista e irreal, pues, aunque una mayoría la avalara la Constitución tendría que reformarse con el voto a favor de las dos terceras partes de los diputados y senadores, lo cual en estos momentos es imposible.
Lo que Armenta y Mier en realidad buscan con sus iniciativas no es la democratización del Poder Judicial, ni desterrar a los ministros corruptos o aliados de las fuerzas oscuras y conservadoras, sino llamar la atención de AMLO, ofreciéndole su incondicionalidad, en caso de éste se decida por alguno de los dos como candidato de Morena a la gubernatura de Puebla en el 2024.
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Otro personaje del clan de Jorge Estefan Chidiac que ya regresó a la Secretaría de Administración del estado, para asumir el control de la Dirección de Recursos Humanos y las nóminas de todas las dependencias del gobierno es Erick Fernando Ramos Soriano, quien ya estuvo en ese puesto durante el gobierno interino de Guillermo Pacheco Pulido en que aquel se desempeñó como secretario de Finanzas.
Fernando Ramos fue director de Recursos Humanos de Bansefi, cuando Estefan Chidiac fue director de esa institución financiera en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
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Quien sigue acumulando quejas de subordinados de la Secretaría de Educación Pública del estado, que incluso han llegado a la Secretaría de la Función Pública (SFP), es Sara Haydee Gallegos Gómez, quien se encuentra al frente de la Dirección de Educación Superior Particular.
En la denuncia dirigida al titular de la SFP, Juan Carlos Moreno Valle Abdala, dicen que Gallegos Gómez ha incurrido en acciones de usurpación de funciones, abuso de autoridad, uso de facultades no atribuidas y mobbing laboral.
Agregan que la actual supervisora de educación superior de la zona escolar 022 fue designada “responsable de la Información durante el Proceso de Transición de Entrega-Recepción de la Dirección de Educación Superior Particular”, lo que no la faculta a remover a personal, despedirlo o ponerlo a disposición de Recursos Humanos.
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