El Partido de la Revolución Democrática (PRD) sabe que no tiene ninguna oportunidad real de competir por la gubernatura de Puebla, ni por la Presidencia Municipal de Puebla o cualquier Ayuntamiento medianamente importante –electoralmente hablando-.
El PRD actualmente es un fantasma político y su fuerza política aporta 3 o 4 puntos en una elección constitucional, pero ante posible lucha cerrada entre Morena y el PAN esos puntos podrían ser la diferencia.
Esa es la lectura que tiene Carlos Martínez y por eso decidió “vender” caro su “capital político” y organizó un evento para destaparse como aspirante a la gubernatura de Puebla.
Él y todos sabemos que sus aspiraciones son legítimas, pero fuera de la realidad.
El verdadero objetivo de Carlos Martínez es tratar de convencer a Eduardo Rivera que los tres o cuatro puntos que vale el PRD –en el mejor de los casos- le podrían dar la victoria en caso de que empareje la contienda con Morena.
A cambio de sumarse al PAN, pedirá ocupar la primera fórmula de las candidaturas al Senado de la República.
Sinceramente tampoco le darán esa posición que será para una mujer panista, pero Carlos Martínez hace su lucha.
Lo que, en realidad, el alcalde le podría ofrecer a Carlos Martínez es un lugar en la próxima planilla al Ayuntamiento de Puebla como regidor o una diputación local.
El PRD no da para más.
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