La muerte del mandatario Luis Miguel Barbosa Huerta y el relevo de Sergio Salomón Céspedes Peregrina en la titularidad del Poder Ejecutivo, provocó importantes cambios en la lucha interna de Morena por la candidatura a gobernador de Puebla: se fortaleció las aspiraciones del senador Alejandro Armenta Mier, se borró el grupo barbosista y se complicó el escenario para el diputado federal, Ignacio Mier Velazco.
Más allá de que se han ido formando bloques en torno a dos de los aspirantes a la candidatura presidencial de Morena: Claudia Sheinbaum Pardo y Adán Augusto López Hernández, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México y el secretario de Gobernación federal, respectivamente.
Por un lado, Sergio Salomón mostró su cercanía con Claudia Sheinbaum al reunirse con ella cuatro días después de ser nombrado gobernador interino por el Congreso local y mucho antes de tener su primer acercamiento con Adán Augusto López Hernández. Independientemente de que el político poblano ya venía cosechando una importante relación con la jefa de Gobierno de la Ciudad de México cuando era presidente del Poder Legislativo local y participó, en la organización de un par de visitas de la morenista a la capital del estado, en los últimos meses de 2022.
Un esfuerzo similar –por otro lado– ha desplegado Alejandro Armenta Mier, quien el pasado 20 de diciembre, en Palacio Nacional y frente al presidente Andrés Manuel López Obrador, mostró su alejamiento con el coordinador de los senadores morenistas, Ricardo Monreal Ávila, tras definir que “un interés personal” –en clara alusión al ex gobernador de Zacatecas—no puede estar por encima del proyecto de la 4T.
Ese deslinde es parte de un intento del legislador de mostrarse cerca del grupo político de Sheinbaum Pardo y dejar de ser considerado como parte de la facción del senador “rebelde”, Ricardo Monreal, quien se ha ido quedando solo y se le ve como un personaje desleal al movimiento obradorista.
En contraparte, Ignacio Mier Velazco sigue apostando a la relación de mucha cercanía que tiene con Adán Augusto López Hernández para buscar que desde la Ciudad de México se de “el dedazo” a su favor en la lucha por la candidatura a gobernador.
Por lo menos en el acto –de Palacio Nacional– del pasado 20 de diciembre se mostró la ayuda que le ha dado el secretario de Gobernación.
Ese día los diputados y senadores de la 4T se reunieron con el presidente para hacer un balance del reciente año legislativo. Resultó muy notorio que Ignacio Mier fue sentado junto –en el lado izquierdo— a Andrés Manuel López Obrador, mientras que su primo y rival en las luchas internas de Morena, Alejandro Armenta Mier, estaba a tres lugares –del lado derecho—del titular del Poder Ejecutivo federal.
Se supone que Armenta y Mier estaban ahí representando a cada una de las cámaras del Congreso de la Unión. Sin embargo, hubo un trato evidentemente diferenciado a favor del coordinador de los diputados federales morenistas.
En ese tenor, no debe descartarse que en la próxima visita de Adán Augusto López Hernández a Puebla –programada el 13 de enero, en el Centro de Convenciones de San Francisco— el secretario de Gobernación aproveche la coyuntura de dar un espaldarazo a Mier Velazco, en un encuentro destinado a explicar el proyecto de reforma electoral obradorista.
El distanciamiento
La buena estrella que Mier tiene en la Ciudad de México pierde su luminosidad en Puebla. Para nadie es un secreto la profunda confrontación que había entre el legislador y el finado Luis Miguel Barbosa Huerta, que lejos de disiparse con la muerte del ex mandatario, se ha agudizado con el nuevo gobernador.
El problema de fondo es que Ignacio Mier habría echado mano de su buena relación con el secretario de Gobernación para intentar imponer un gobernador interino de Puebla –ante el fallecimiento de Barbosa Huerta–, pero al final acabó siendo un esfuerzo fallido y deslucido, que no tuvo el respaldo de ningún grupo político local.
Todo se redujo a los reclamos públicos y poco significativos que Mario Delgado, el presidente nacional de Morena, y el legislador del PT, Gerardo Fernández Noroña, hicieron por la designación de Sergio Salomón, en lo que pareció ser un esfuerzo de Mier para evitar que el relevo de Luis Miguel Barbosa Huerta recayera en alguien del grupo del mandatario fallecido.
Eso ha generado una fuerte animadversión entre Sergio Salomón e Ignacio Mier, que ha llevado al primero a hacer ya un par de fuertes críticas contra el coordinador de los diputados federales de Morena en menos de 20 días.
¿Eso en que afecta a Ignacio Mier? Sergio Salomón en su calidad de mandatario sustituto no va a decidir quién va a ser el candidato de la 4T, pero si puede influir para evitar que alguno de los aspirantes logre la nominación.
El jefe del Poder Ejecutivo tiene, por ahora, tres vías que podría utilizar para descarrilar el proyecto de Mier, que son: las investigaciones por el asesinato de tres policías ministeriales –ocurrido en noviembre de 2021— en Tecamachalco, en donde gobierna su hijo Ignacio Mier Bañuelos; así como los procesos judiciales contra Sandra Nelly Cadena, legisladora suplente de Morena que desde septiembre de 2021 está en prisión por supuesto tráfico de armas; y contra el periodista Arturo Rueda, que desde mayo del año pasado está privado de su libertad por los supuestos delitos de extorsión y lavado de dinero. Ambos son parte importante del equipo político del legislador poblano.
Quien más se beneficia de esta situación, es el senador Alejandro Armenta Mier, quien por ahora tiene solamente un rival fuerte en la lucha por la candidatura de la 4T que es Ignacio Mier.
Sobre todo, porque el grupo barbosista parece haber quedado fuera del escenario de disputa de la nominación de la 4T. El único que tenía posibilidades de pelear la candidatura de Morena, antes de fallecimiento de Luis Miguel Barbosa Huerta, era Sergio Salomón, quien ya está colocado en el cargo de gobernador para los próximos dos años.
Los otros aspirantes, Gabriel Biestro Medinilla y Olivia Salomón, que son los secretarios del Trabajo y de Economía del gobierno estatal, respectivamente, tienen un nivel muy bajo de popularidad, que no podrían ganar ni la elección de la colonia en que viven.




