Su dedito dijo que él y sólo él sería el candidato a la gubernatura en Guerrero y ya sabemos que cuando una idea se le cruza por la cabeza a Andrés Manuel, no hay lógica ni poder humano que lo haga entrar en razón, por más dañina que resulte.

No importó que las reporteras lo increparon en La Mañanera, tampoco las amenazas de algunas mujeres feministas para abandonar las filas de Morena, menos inquietud le causó destruir la poca reputación del Consejo Nacional de Honor y Justicia… Para AMLO la decisión estaba tomada y Félix Salgado Macedonio sería el candidato del Movimiento Regeneración Nacional al gobierno de Guerrero.

Y así fue.

A días del movimiento que nos recuerda la deuda histórica con las mujeres y los sinfines de violencias contra ellas, el presidente de la república refrendó que le valen un soberano cacahuate las agresiones contra las mujeres, que las valientes voces de las víctimas que pese al poder que ostenta y ha ostentado el llamado “Toro sin cerca” se pronunciaron, valen menos que sus compromisos políticos.

En más de una ocasión se ha subrayado la falta de empatía del presidente con las mujeres, con las madres que buscan a las adolescentes que fueron raptadas, con los familiares de quienes encontraron a una hermana, una hija, una madre, muerta y con huellas de violencia extrema, sin embargo, se esperaba que ante la presión mediática y social para retirarle la candidatura al senador, el presidente reculara.

Pero no.

López Obrador sólo simuló, como lo hicieron en el pasado sus antecesores con otros temas y así, pese a que haga rabieta, AMLO se convirtió en esa escoria que tanto criticó.

Es verdad, el presidente y su dedito, otra vieja práctica política enormemente criticada por el tlatoani de cuarta, ganaron e impusieron candidato en Guerrero, de ese tamaño es la soberbia de López Obrador.

Él piensa así: lo voy a hacer gobernador porque quiero, porque puedo y porque se me da la gana.

Y olvidando sus principios y hasta su famosa frase “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”, alimenta su ego con este tipo de acciones en donde impone sus caprichos contra la voluntad social y contra el sentido común.

Porque en este caso, que tantas ámpulas levantó, no se le ocurrió una famosa encuesta a mano alzada para darse cuenta que el nefasto Félix Salgado es repudiado por el “pueblo bueno”.

¿Alguien ha pensado en las mujeres que valientemente mantienen la denuncia penal por violación en la Fiscalía General de Guerrero?, porque si AMLO fue capaz de hacerlo candidato, no dará ni un paso atrás para convertirlo gobernador y ya vimos que Félix Salgado no dudará en abusar del poder para lavarse las manos y zafarse de la justicia.

En conclusión sólo nos queda decir: “pobre Guerrero, tan lejos de Dios y tan cerca de López Obrador”.