De manera increíble, el mercado de Amalucan se convirtió en poco tiempo el campo político de batalla de Claudia Rivera y Gabriel Biestro.
Lo que parecía un buen proyecto solicitado por el gobierno municipal encabezado por Claudia Rivera y avalado por el Gobierno de la República de Andrés Manuel López Obrador, hoy es un espacio para una abierta disputa política en donde el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, ya dijo que no hay permiso aún y Gabriel Biestro ya intervino desde su posición de diputado.
En una perspectiva más política, es un primer round de los muchos que aún faltan para definir al candidato (a) a la Presidencia Municipal de Puebla.
Si Claudia Rivera tiene la habilidad de concretar el proyecto de demolición y modernización del mercado de Amalucan, pese al rechazo de un grupo de locatarios y con todo y la intervención del gobierno estatal y del diputado, Gabriel Biestro, habrá tenido una victoria política y moral.
Sin embargo, este escenario se ve difícil porque el Gobierno del Estado tiene la facultad de clausurar las obras por los decretos vs el Covid19 y por la falta del estudio del impacto ambiental.
Si Claudia Rivera no logra concretar el inicio del proyecto antes de que se elija al próximo candidato (a) de Morena a la Presidencia Municipal de Puebla, entonces será una derrota política para ella.
En estos momentos, la balanza luce claramente a favor del diputado Gabriel Biestro porque cuenta con el apoyo de los locatarios que no están a favor del proyecto y, sobre todo, porque tiene una lectura política más clara de los procedimientos legales para un proyecto de obra pública en tiempos de la pandemia y los permisos que se requieren para poder ejecutarla.
Además de que cuenta con el apoyo de los locatarios que están a favor del diálogo antes de la demolición.
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