La existencia de manantiales que tienen propiedades curativas permitieron que Tehuacán fuera reconocida como el primer centro hidromineral de América bajo el eslogan “Tehuacán, ciudad salud”. Su fama trascendió más allá de las fronteras y centenares de personas llegaban procedentes de varios estados y del extranjero para consumir el agua natural o embotellada y así curar sus enfermedades.
Por la abundancia de agua en varios puntos del municipio surgieron ocho plantas embotelladoras de agua mineral y de refresco de sabor que tuvieron gran auge en el mercado nacional, donde los consumidores con sólo decir “deme un Tehuacán”, los distribuidores sabían que se referían al producto que se embotellaba en este lugar.
El auge en la industria refresquera fue a partir de la década de los cuarenta y se extendió hasta los ochenta, cuando las embotelladoras, en su mayoría de empresarios locales y nacionales, se convirtieron en la principal fuente de empleo para la mano de obra masculina, logrando que algunos habitantes de poblaciones cercanas emigraran para emplearse en lo que era una de las actividades mejor remunerada y con mejores prestaciones laborales.
ANTECEDENTES
La frase “Agua le pido a mi Dios” era utilizada para adornar a las figuras histriónicas donde se representaba a un indio implorando al cielo la presencia de este vital líquido que es la base de la vida del México prehispánico.
El historiador Joaquín Paredes Colin, señala en su libro “Apuntes Históricos de Tehuacán”, que debido a la permeabilidad del subsuelo, las aguas de lluvia y las friáticas que escurren de los deshielos del volcán Citlatépetl o Pico de Orizaba, formaron corrientes subterráneas que pasando a través de las montañas vienen a alimentar a los manantiales y galerías filtrantes del valle.
Sin que sea posible precisar la fecha, los indígenas fueron conociendo las propiedades curativas del agua mineral. “Dice la leyenda recogida por los españoles a su llegada a la región, que ya la usaban para curarse las enfermedades del hígado y los riñones y que el emperador Moctezuma mandaba a traer esta agua para utilizarla con el mismo fin”.
El hecho es que cuando los españoles llegaron a Tehuacán, los indígenas la empleaban ya con fines curativos, por tal motivo en la época de la Colonia se siguieron aprovechando las propiedades de estas aguas.
El historiador Niceto de Zamacois, en su “Historia General de México” habla de las virtudes del agua de Tehuacán para curar la enfermedad: “de la piedra cura de orina”, difundido este hecho, millares de personas comenzaron a llegar a Tehuacán a bañarse y tomar agua de los manantiales para obtener alivio a sus enfermedades.
Hombres de ciencia han dedicado sus estudios a corroborar las propiedades del agua de Tehuacán. Carlos Beristaín, del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), obtuvo los siguientes resultados del análisis que hizo al agua el 18 de junio de 1951.
Agua transparente, incolora, inodora, sabor de agua carbonatada.
Residuo total 654.8 mgr por litro
Sílice, SiO2, 43.6 mgr por litro
Cloro, Cl, 57.7
Sulfúrico SO4, 40.3
Bicarbobónico, HCO3, 591.2
Fosofórico HPO4, 0.04
Nitríco, NO3, 4.0
Tetrabórico B4 O7, 0.0
Fierro, Fe, 0.1
Manganeso, Mn, 0.0
Calcio, Ca, 114.4
Magnesio, Mg, 36.6
Sodio, Na, 36.6
Potasio, K, 6.3
Litio, Li, 2.4
OTRAS INVESTIGACIONES
Otro de los investigadores que analizó las aguas de Tehuacán, fue Rafael Martínez Freg, delegado del Instituto Médico Nacional que en 1901 publicó un folleto que contenía tanto el análisis de las aguas de Tehuacán, como sus observaciones en el tratamiento de la colelitiasis con agua mineral.
En 1902, el doctor Eduardo Armendariz, jefe de la Sección de Fisiología Experimental en el Instituto Médico Nacional publicó el libro denominado “Estudio sobre las Aguas de Tehuacán”, en el cual se ocupa ampliamente de los resultados que obtuvo el tratamiento de la Litiasis Biliar por medio del uso de agua mineral.
Además de ellos, el doctor Carlos Castro, exjefe del laboratorio de Química de la Universidad Nacional,ha realizado estudios sobre el agua y los ha publicado en el folleto “Breves Apuntes sobre las aguas de Tehuacán”, que publicó en 1935, donde expone análisis y estudios de dichas aguas comprobando como los anteriores sus propiedades curativas, llegando a la conclusión de que son inigualables en el tratamiento de las enfermedades de hígado y riñones.
Del auge a los problemas financieros
Joaquín Paredes Colín refiere en su investigación, que fue Juan Pita quien comenzó a embotellar el agua de manantial denominado San Miguelito, conocido originalmente con el nombre de Coyóatl, que se ubicaba al pie de la meseta de El Riego, donde posteriormente se trató agua con las marcas de Cruz Roja y El Riego, la cual se vendía principalmente en boticas y tenía su agencia principal en una droguería que existía frente al Teatro Principal, en México.
A principios del siglo XX, Juan Revuelta, Trinidad Ángeles Acosta y Enrique Bonilla fundaron otra embotelladora junto al manantial Axoxopan o de San Lorenzo, la cual al poco tiempo la vendieron a Leo Fleishman, quien dio un fuerte impulso y remitió carros de agua embotellada a toda la República con el fin de darla a conocer. Estableció depósitos en boticas que utilizaban como agencias, también la remitió a Estados Unidos y Cuba, donde había un fuerte consumo.
En 1914 se fueron estableciendo pequeñas embotelladoras en la ciudad. En 1915, en plena era revolucionaria, el 13 de noviembre llegaron a Tehuacán las fuerzas zapatistas al mando del general Mendoza, quien al no poder tomar la plaza, en su retirada saquearon e incendiaron las plantas embotelladoras de aguas minerales Cruz Roja y San Lorenzo Mineral Water Co., provocando su desaparición.
De 1918 a 1927 fueron estableciéndose las embotelladoras de Miguel Aguilar Cacho, quien embotellaba las marcas “Pureza de Tehuacán”y “Guadalupe”; Arturo de la Llave, con la marca “Llerier”; Cipriano Ruiz de Aguirre, con “El triunfo”; Ángel Herrero González, con “San Rafael”; Joaquín Córdova, con “La Covadonga”; José Garci-Crespo, con la marca de su nombre, y fue él quien inició esta actividad en esta ciudad y posteriormente se trasladó a la junta auxiliar de San Nicolás Tetitzintla, donde fundó la negociación que después de sucesivas razones sociales, se le puso el nombre de Manantiales Peñafiel, el cual sigue vigente actualmente y del que han sido sus dueños el general Abelardo L. Rodríguez; el grupo regiomontano VISA, que también fue propietario de las marcas Peñafiel, Balseca y Etiqueta Azul, quienes vendieron la empresa a CadburySchweppes de capital británico.
En 1933, otra planta que inició operaciones en el lugar conocido como Calzada de Las Palmas, donde se encontraba el manantial “Virgen de la Luz”, y poco después se constituyó una sociedad denominada “Manantiales El Riego” SA.
Francisco Balseca inició en 1938 la construcción de la planta embotelladora donde nace el manantial Axoxopan o San Lorenzo, donde estuvo hasta 1942.
Entre otras embotelladoras que existieron está Aguas de Tehuacán, fundada en agosto de 1947, ubicada junto a la estación del ferrocarril, en la Exhacienda de San Lorenzo, propiedad de la sociedad de productos Balseca.
Así, Tehuacán llegó a 1980 con las siguientes embotelladoras de refrescos: Manantiales Peñafiel, Garci-Crespo, San Lorenzo planta 1 y 2; Balseca, Aguas de Tehuacán, El Riego y San Francisco.
La competencia que surgió en el mercado nacional con la llegada y el fortalecimiento de compañías extranjeras, la primera que cerró sus puertas fue Aguas de Tehuacán, le siguió Garci-Crespo, Balseca, San Lorenzo con sus dos plantas y finalmente hace dos años, Manantiales San Francisco, propiedad de Marco Antonio Balseca Romero, todos a causa de problemas financieros.
En la actualidad subsisten las industrias refresqueras Manantiales Peñafiel, El Riego y El Brillante, esta última es la única que su propietario es oriundo de esta ciudad, de las otras dos, El Riego fue adquiridos por una compañía extranjera.
Altos costos impiden embotellamiento en el lugar de origen
La sinergia de la globalización del comercio ha hecho que varias de las embotelladoras fueran cerradas. Hoy sólo hay tres refresqueras, el resto tuvo que vender sus empresas a grupos más fuertes para tener el nivel competitivo nacional e internacional y que en su estudio de mercadotecnia no ven muy importante promover o enaltecer el origen de esa agua mineral que es del centro hidromineral de América Latina.
Por eso una vez que tengan el registro de la marca, el municipio buscará un acercamiento con empresas locales para que incluyan el logotipo de sus productos el eslogan de “Agua Mineral de Tehuacán” y darle el reconocimiento que debe llevar los productos que son embotellados en la ciudad, porque hay casos como el de Peñafiel que no sólo envasa refrescos, sino otras marcas y no les conviene llevar el lugar de origen, porque el producto es embotellado en otros estados por costos de transporte.
La autoridad municipal pedirá a las empresas que embotellan su producto en esta ciudad y que va en envase de cristal que incluyan el origen de “Agua mineral de Tehuacán”.
Su falta de presencia en el mercado se dio por la misma competencia económica mundial que existe, eso ha obligado a los empresarios a ser más competitivos o para sobrevivir al embate global, tienen que entrar a la dinámica de globalizar sus marcas, porque te adecuas o pereces.
Pese a todo, Tehuacán es uno de los productores de refresco que aparece en el mapa nacional como abastecedores de primer nivel, por la calidad de su agua mineral y porque sus productos son reconocidos a diferencia de los que se tienen en otros estados.
Registrar a Tehuacán como marca, un beneficio
Por la importancia que tiene para Tehuacán contar con un registro de marca de productos que se elaboran en la ciudad y que se comercializan en el mercado nacional e internacional, el área de Desarrollo Económico en el municipio inició los trámites ante el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial para registrar la marca “Agua Mineral Tehuacán”, que dará valor agregado a las empresas que embotellan agua en el municipio.
Gerardo González Ramírez, secretario de Desarrollo Económico, señaló que en algunas ciudades del país cuando escuchan la palabra Tehuacán, piensan exclusivamente en el agua mineral embotellada en la ciudad, por lo que para aprovechar este posicionamiento se busca tener la marca registrada como parte de su patrimonio.
EL REGISTRO DE MARCA FAVORECE AL TURISMO
Por la importancia que tuvo la industria refresquera, que ha colocado a las dos empresas que actualmente se mantienen en el mercado nacional, se puede sumar a los empresarios locales dedicados a la venta de agua mineral para elevar sus ventas y fomentar el turismo, aseguró el presidente de Canacintra en Tehuacán, Germán Reyna y Herrero.
Asegura que de dar a conocer la marca Tehuacán con apoyo de las autoridades y los empresarios y las características especiales de su producto, se pueden hacer convenios con Peñafiel y San Lorenzo, para difundir sus manantiales, ofertar a los visitantes un corredor turístico.
Al buscar el registro ante el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) se busca convertir a Tehuacán en un polo de desarrollo económico y dar entrada a capitales extranjeros.