Al filo del mediodía de este miércoles, un grupo de enviados de la cúpula nacional del sindicato del Seguro Social llegó a la ciudad de Puebla con un solo propósito: destituir a Sergio Herrera Vázquez como dirigente en el estado de dicha organización gremial, a quien se le habría obligado a firmar su renuncia. Con ello, aparentemente terminó una larga agonía de cinco meses en que este personaje se aferraba a no perder el cargo, en medio de un fuerte clamor de la base trabajadora de que fuera removido.
A finales de junio pasado se advirtió, en este espacio periodístico, que se caía a pedazos el liderazgo de Sergio Herrera Vázquez como secretario general de la sección 1 –con sede en el estado de Puebla– del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), pues su permanencia al frente de la organización “pendía de alfileres” y ya era imposible que pudiera terminar los dos últimos años que le restaban a su gestión.
Finalmente se derrumbó la dirigencia de Herrera y es probable que, entre este jueves y viernes, se designé a un secretario general provisional que terminaría el periodo de seis años del actual Comité Ejecutivo Seccional, para convocar a elecciones hasta finales de 2024.
Se dice que los dos aspirantes a tomar el relevo de la secretaría general del SNTSS son Ángel Olvera Valladares y Heriberto Espinoza González, quienes ocupan las secretarías del Interior y Delegaciones Foráneas, respectivamente, en la dirección nacional del sindicato.
La venta de plazas fue el factor decisivo
“El talón de Aquiles” de la dirigencia que encabezó Sergio Herrera fue la venta de las llamadas propuestas de trabajo, que se ofrecían cada una entre 60 mil y hasta en 100 mil pesos, como parte de un tráfico ilegal de puestos laborales.
En el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cada vez que se abren vacantes de personal médico, de enfermería, de intendencia, camilleros y de áreas administrativas, es facultad del sindicato hacer las propuestas de aspirantes a ocupar esos puestos de trabajo.
Particularmente los últimos cuatro años se ha vivido un periodo muy dinámico en la apertura de nuevas plazas laborales en el IMSS. Por un lado, la emergencia sanitaria del COVID-19 provocó una fuerte contratación de médicos y enfermeras. Por otro lado, se hizo un esfuerzo de resolver la falta de personal en diferentes áreas de atención a los derechohabientes.
Frente a esas condiciones, en los dos últimos años, brotaron múltiples acusaciones de personas que se sentían timadas pues habrían pagado fuertes sumas de dinero, como condición indispensable, para ser incluidas en las listas de aspirantes a ocupar las vacantes laborales.
El problema –para los dirigentes gremiales– es que mucha de la gente que erogó esos sobornos a la hora de presentar los exámenes de admisión fueron reprobados y no se quedaron con los empleos, pese a que les habían prometido que estaba garantizado su ingreso al IMSS en Puebla.
Algunas fuentes bien informadas calculan que ese tráfico de propuestas de trabajo pudo haber generado unos 90 millones de pesos de “ganancias”, por los pagos ilícitos que se pidieron a un número importante de ciudadanos que buscaron entrar a laborar al IMSS, que es la institución de Seguridad Social más importante de Puebla y el país.
Por esa razón, en agosto pasado, la dirigencia nacional del SNTSS tomó el control de la presentación de propuestas laborales, desplazando al grupo de Sergio Herrera.
En esa ocasión se entregaron 897 propuestas de trabajo y los beneficiados, por primera vez en mucho tiempo, no tuvieron que pagar sobornos para ser incluidos en las listas de candidatos a ocupar las nuevas plazas laborales.
La crisis para Sergio Herrera empezó a producirse desde hace más de un año en que había un evidente malestar de los trabajadores en su contra, en mucho, porque la dirigencia gremial se volvió muy distante de las bases del sindicato.
El momento crítico se produjo a mediados de junio pasado. En esa fecha se realizó el 46° Congreso Seccional Ordinario y una muestra de que el liderazgo de Sergio Herrera ya se había esfumado es que 169 de los 200 delegados que formaban el pleno de la asamblea votaron en contra de aprobar el informe financiero anual de la organización.
Y luego de que se produjo ese rechazo, de manera espontánea, decidieron destituir en esa sesión al secretario general.
Herrera “salvó el pellejo” porque de manera sorpresiva se apareció en el congreso el líder nacional del sindicato, Arturo Olivares Cerda, quien ya había previsto este escenario de crisis y se había anticipado estar presente en Puebla.
Olivares Cerda al hablar ante el pleno de la asamblea ofreció una investigación contra Sergio Herrera. Los delegados aceptaron el trato y se retractaron de continuar con la destitución del dirigente local en la sesión del Congreso Seccional Ordinario.
Se cumplió la promesa de Olivares Cerda y unos días después, inició una auditoría por parte del Comité de Vigilancia del Comité Ejecutivo Nacional del SNTSS.
El primer informe de la investigación, en apariencia, solo reportaba anomalías menores, tales como que se había comprado un lote de pantallas que en la factura decían que eran de 70 pulgadas y en realidad eran de 35 pulgadas; o que se habían mandado a confeccionar uniformes deportivos para los trabajadores y las prendas nunca se entregaron a los beneficiarios.
A lo largo de los últimos meses, los miembros del grupo político de Sergio Herrera se dedicaron a decir que era falso que el dirigente se tambaleara.
Sostenían que su dirigente había librado las investigaciones en su contra.
Todo indica que fue al revés, que si le habrían encontrado faltas graves.
Sobre todo, en los asuntos relacionados con la presunta venta de plazas.
Por eso lo destituyeron.
Ahora falta por conocer si Sergio Herrera todavía luchará contra el intento de defenestrarlo.
O si ya se retiró en definitiva de la dirección del sindicato que encabezó en el último cuatrienio.
