Mario Miguel Carrillo Cubillas despachó en el restaurante de la Casa Club de La Vista como titular de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento del Estado de Puebla (Ceaspue) y como subsecretario de Infraestructura.
Desde ahí ganó también la nominación a diputado federal por el distrito con cabecera en Atlixco.
Su gran virtud para esta carambola de tres bandas fue ser primo hermano de Mario Delgado Carrillo, hoy convertido en dirigente nacional de Morena.
No fueron sus méritos académicos ni profesionales los que lo llevaron a las dos primeras posiciones.
Fue el karma de su primo —a la sazón coordinador de la bancada de Morena en San Lázaro— el que lo iluminó.
Hay que decirlo: en esas dos posiciones no hizo prácticamente nada.
Sus audiencias las despachaba en La Vista a la sombra de la comodidad y la opulencia que tanto detesta el presidente López Obrador.
Y cuando por fin se paraba en sus oficinas, lo hacía sólo para simular que trabajaba.
Nada relevante hizo en sus encomiendas burocráticas.
De hecho, se le conoce más bien por un incidente conyugal que reveló en su momento un columnista poblano.
Nervioso ante el trascendido de una supuesta violencia familiar, nuestro personaje se enteró que el mismo columnista tenía más datos sobre esa trama vergonzosa.
Y con detalles que ruborizarían a Jack el Destripador.
Ya se sabe:
Un inocente empujoncito en la cocina, una caída atroz y golpes que nada tenían que ver con un accidente.
Nervioso, pues, buscó la forma de evitar la publicación de su penosa trama.
Y lo logró.
¿A cómo habrá amanecido ese día el kilo de silencio?
La víctima, faltaba menos, sufrió la revictimización de costumbre en este país.
Y todo con el auxilio del columnista cómplice.
Cómo olvidar que Miguel Carrillo fue en su momento candidato a diputado federal por el distrito de Tepeaca con la pequeña ayuda de Rafael Moreno Valle, una vez que fue postulado por los partidos que manejaba a su gusto el entonces gobernador: PRD, PT y Movimiento Ciudadano.
Pese a la inversión onerosa y el apoyo del morenovallismo, el primo de Mario Delgado fue derrotado brutalmente.
No le quedó más remedio que velar sus armas.
Hoy está de nuevo muy activo desde su mesa en el restaurante de La Vista.
Ahí, horas nalga de por medio, hizo también la campaña que lo llevó a ganar la diputación federal.
De la mano de su primo, pues, llegará a San Lázaro el primero de septiembre.
Por cierto: Servando Galindo impugnó ante las diversas instancias su candidatura porque la obtuvo sólo por la gracia de ser familiar cercano del líder de Morena.
En otras palabras, y siempre en palabras de Servando Galindo, la ganó mediante una “designación familiar”.
Hoy está dando entrevistas a diestra y siniestra para asegurar que nada le debe a Delgado, y que todo lo que ha obtenido en su vida es gracias a su portentoso talento y su gran trabajo.
No está de más recordar en 2019, cuando el hoy gobernador Barbosa buscó llegar a Casa Aguayo, Miguel Carrillo fungió como operador electoral en la región de Cholula.
También en ese contexto su trabajo fue lamentable.
Los resultados que ofreció fueron de pena ajena.
Y cómo no si todo lo operó desde la Casa Club.
Cierro con unas líneas publicadas en su momento por el columnista Gerardo Pérez en Rumor sin Fronteras:
“El Colectivo Pericú reveló el paso de Miguel Carillo Cubillas en Baja California Sur y el contrato en 2019 por asignación directa –claro, sin licitación- de 3 millones de pesos que le dio la Presidenta Municipal de Cabos San Lucas, Armida Castro Guzmán.
“Pero…
“Resulta que en 2019 Miguel Carillo despachaba en la Dirección de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento de Puebla”.
¿Cuántas veces recurrió a esa mascarada (funcionario-empresario-primo) para hacer tan jugosos negocios?
