En Puebla hay una obsesión de transportistas y concesionarios en aumentar la tarifa al pasaje en el transporte público antes del 14 de diciembre de 2024.
¿Si ya esperaron cinco años desde el último incremento al pasaje? ¿Por qué no esperar unas semanas más?
¿Por qué no esperar a que rinda protesta el gobernador electo Alejandro Armenta el próximo 14 de diciembre?
¿Por qué no esperar a que el nuevo gobierno se instale y haya compromisos mutuos, que revisarán en los siguientes seis años?
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No quieren esperar, porque no quieren adquirir compromisos con el nuevo gobernador, para hacerse los desentendidos cuando haya reclamos por no modernizar el transporte público.
¿Por qué quieren el alza al pasaje en Puebla?
Si lograran el tan deseado aumento en los últimos 10 días de la administración del gobernador Sergio Salomón Céspedes, en automático las promesas de los concesionarios se irán a la basura.
Los transportistas y concesionarios no tienen palabra de honor. Ellos recurren a las mentiras para conseguir un beneficio y no dar nada a cambio a los millones de usuarios.
En 2019, con el primer gobernador de Morena en Puebla, Miguel Barbosa (QEPD), quien autorizó el alza de seis a 8.50 pesos en la zona metropolitana, hubo compromisos.
En Casa Aguayo los líderes transportistas empeñaron su palabra de modernizar unidades e instalar cámaras de vigilancia, para una pronta respuesta de las corporaciones de seguridad en casos de robos.
Cinco años después, solo el 9.6 por ciento de los camiones del servicio colectivo tiene cámaras de vigilancia. Según reportes de la Secretaría de Movilidad y Transporte, hay 5 mil 793 camiones obsoletos que ya rebasaron los 10 y 12 años de antigüedad.
¿Cumplieron los transportistas con los compromisos de 2019? Por supuesto que no. Eso sí, salen a la calle a decir que no les alcanza, que fue insuficiente el aumento de hace cinco años, y ese es su argumento para no modernizar las unidades.
¿Quiénes serán los más perjudicados ante una eventual alza al pasaje? Los millones de usuarios, hay familias que destinan hasta mil 500 pesos por semana para moverse al trabajo y tomar varios camiones, y para ir a la escuela.
Los otros son los choferes, si a ellos les cobran actualmente la cuota o la “raya” en 2 mil 800 pesos diarios, ahora que sean 4 mil 500 o 5 mil pesos.
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¿Apoco los concesionarios mejorarán las condiciones de trabajo de los choferes o les van a dar seguro?
Por supuesto que no, seguirán las mismas unidades viejas, con llantas lisas, con choferes trabajando hasta 16 horas diarias.
Cuando los señores exigen aumento muestran tanto sufrimiento, digno de un capítulo para la rosa de Guadalupe.
¿Apoco no se beneficiaron en los casi ocho años de gobiernos del PAN en Puebla, cuando movían sus unidades con huachicol, a mitad de precio del combustible en las gasolineras?
¿Acaso de 2019 a 2024 no camuflan unidades para sacar más beneficios? ¿Acaso no ampliaron sus recorridos y se beneficiaron con entrar a más colonias? Eso no lo dicen.
Como ha sido siempre, los ciudadanos serán los más afectados con el aumento que consigan estos señores, porque viajarán en viejas y sucias unidades, sin contar con seguro en casos de accidentes.
Esa historia ya la conocemos.
