La decisión de Marcelo Ebrard Casaubón, de separarse de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), para dedicarse de tiempo completo a buscar la nominación de Morena a la presidencia de la República será sin duda el asunto que marque la agenda de la sesión del Consejo Nacional de Morena de este domingo 11 de octubre.
Independiente de las reglas y el método que aprueben los consejeros nacionales de Morena para elegir a su abanderado presidencial, la renuncia de Marcelo Ebrard obligará a las demás “corcholatas” a dejar sus cargos públicos, si no de inmediato, sí en el corto plazo.
Por lo pronto, otros aspirantes morenistas a la presidencia, como el senador Ricardo Monreal Ávila, anunciaron que también renunciarán a sus puestos.
La ola de renuncias por supuesto que se extenderá a los nueve estados donde en 2024 habrá elecciones concurrentes para gobernador, Puebla entre ellos.
Si a nivel nacional se apruebe que el método de selección sean encuestas y que el mejor posicionado —según los valores y puntajes que se asignen a los diferentes reactivos— sea el candidato presidencial; el segundo lugar, el coordinador de los senadores de la coalición; el tercero, el coordinador de los diputados; y el cuarto, integrante del próximo gabinete presidencial, no sería raro que la fórmula se replicara en las entidades, donde además de gobernador se elegirán senadores, diputados federales y locales, y presidentes municipales.
Esta fórmula en Puebla podría desactivar el riesgo que hoy representa el senador Alejandro Armenta Mier, de irse por otro partido o alianza, en caso de las encuestas finales no lo favorecieran.
Subrayo el concepto encuestas finales porque la amplia ventaja que Armenta Mier sacaba a los otros aspirantes a la gubernatura de Puebla se ha venido acortando, como resultado de dos factores.
El primero —y quizás más importante— es que el senador Alejandro Armenta no parece estar en el ánimo de Andrés Manuel López Obrador, y el segundo es la que la clase política y algunos poderes fácticos han comenzado a percibir que otro será el elegido, lo que ha mermado su diferencial en las encuestas.
Si en Puebla los aspirantes a la gubernatura también tuvieran que renunciar a sus cargos, es obvio que el más afectado sería el secretario de Gobernación del estado, Julio Miguel Huerta Gómez, por varias razones: arrancó tarde, tiene un bajo nivel de conocimiento, es evidente que usa los recursos públicos y las estructuras de gobierno para posicionarse, tiene poca aceptación entre los electores de la zona metropolitana y su parentesco con el difunto gobernador Barbosa lejos de sumarle simpatías se las resta.
Ojalá a la renuncia de Marcelo Ebrard le sigan las de otros aspirantes, tanto a la Presidencia de la República como a la gubernatura de Puebla, no sólo por una cuestión de equidad democrática o piso parejo, sino de asepsia política y respeto a la legislación electoral vigente para que los recursos públicos no se desvíen con fines de promoción personal o partidista o se utilicen en actos de campaña anticipada.
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Una cuestión que el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina y las organizaciones de periodistas que hoy miércoles 7 de junio celebraron en Puebla el Día de la Libertad de Expresión, es cambiar esta fecha para el 3 de mayo, que es cuando a nivel mundial se festeja por recomendación de la ONU.
En México, el Día de la Libertad de Prensa se instituyó el 7 de junio de 1951, a iniciativa del empresario y coronel José García Valseca, fundador de la cadena de los soles, para caravanear y agradecer al presidente Miguel Alemán Valdés su ayuda para que no les faltara papel y sus atenciones para el ejercer el derecho a informar.
A partir de entonces, año tras año, el presidente en turno se reunía con los dueños de diarios y revistas del país para conmemorar el Día de la Libertad de Expresión y para que éstos le rindieran pleitesía, a cambio de generosos acuerdos publicitarios o les cancelaran sus deudas con la paraestatal Productora e Importadora de Papel (PiPSA).
Por esa razón y porque esa fecha no tiene nada de memorable, es que el 7 de junio debería olvidarse, y los periodistas dejar replicar este festejo de sumisión y chantaje al gobierno.
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Tómelo con reserva, pero es probable que en los próximos días le corten el flujo de recursos al dirigente estatal del partido Movimiento Ciudadano, Fernando Morales Martinez, lo que marcará el principio de su caída.
Al menos eso es lo que trascendió después del encuentro que el lunes tuvieron algunos cuadros locales de este partido con el senador chiapaneco Noé Fernando Castañón Ramírez.
Entre ellos Ernesto Guerrero, exsecretario general del partido; Alma Delia Cruz excandidata a diputada federal por el distrito de San Martín Texmelucan y José Luis Cesatti Hernández, excandidato a diputado federal por el distrito de Tepeaca y aspirante a la dirigencia estatal de Movimiento Ciudadano.
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