Lo más importante del triunfo de Morena en el Estado de México por más de un dígito no fue el triunfo de Morena en el Estado de México por más de un dígito.
Lo más importante fue que el presidente López Obrador confirmó que a su movimiento nadie lo para.
(Son señales de un auto encendiendo las luces en una autopista vacía y oscura).
Lo más importante de ese triunfo fue que Claudia Sheinbaum, y nadie más, ya tiene la candidatura de Morena a la Presidencia de la República, una vez que el propio presidente reveló, en corto, a sus cercanos que era necesaria esa cuota de peaje para tomar las decisiones definitivas.
Claudia Sheinbaum siempre fue.
Lo fue desde el primer minuto en que el presidente empezó a pensar en la sucesión.
Y conforme avanzó el tiempo, ella siguió siendo la favorita.
Jamás dejó de serlo, pero la elección del Estado de México era la prueba del ácido necesaria para confirmar las cosas como son.
Y las cosas como son tienen las iniciales de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
En pocas horas, el presidente se reunirá con los gobernadores de su partido para lo que viene, aunque lo que viene ya se sabe.
Como en la vieja forma de hacer política, antes del 2 viene el 1.
Y el 1 es la operación interna(en favor de CS) para que el 2 en todas las encuestas —Marcelo Ebrard— acepte —con sus quince minutos de pataleo— que la candidata es su odiada Claudia.
(El odio entre los profesionales de la política tiene matices. Todo odio tiene solución).
Este lunes está prevista una rueda de prensa de Ebrard.
Si la diferencia entre Morena y el PRIAN hubiese sido corta —todo indica que superará ampliamente el dígito—, las cosas como son se hubieran complicado.
Es un escenario así todo habría sido posible.
Al no ocurrir las cosas de esa manera, Ebrard saldrá a su rueda de prensa con prácticamente todo en contra.
Por eso, precisamente, hoy por hoy lo más importante es sacar a la candidata sin roces ni rupturas.
(Todo odio tiene solución porque detrás de la solución siempre hay una nómina que respira al oído).
El número 3 en las encuestas, Adán Augusto López, levantará el brazo de Claudia Sheinbaum cuando sea necesario.
El resto de los aspirantes —los Noroña, los Velasco, los Monreal— son absolutamente inexistentes.
Han sido en este proceso los payasitos de la tele que no hacen bien ni hacen mal.
El presidente López Obrador también supo este domingo que la elección de 2024 la tiene ganada de antemano.
Sin oposición organizada, sin críticos inteligentes, sin factores reales de poder crecidos, esa elección ya la tiene en la bolsa.
¡Terrible, compañeros!
¡Bebamos!
Los Amigos Poblanos de CS. Claudia Sheinbaum no se mueve como candidata.
Actúa ya como presidenta de la República.
No grita, no desafina, no se mueve de más.
No se suma a la matraca, no gesticula, no hace populismo de barrio.
Actúa como una presidenta en funciones.
Conoce el guión, el argumento, la trama de la historia.
Incluso sus discursos descansan a la sombra de la sobriedad.
No se parece a los otros candidatos que terminan desgañitados después de un mitin.
Su rostro serio, sonriente a veces, también es el sello de la casa.
En Puebla vimos a alguien que conoce los temas de los que habla y que escucha más de lo que parece.
Puebla es una plaza ganada con los amigos que ha venido haciendo de un tiempo a esta parte.
No se equivocó cuando el 14 de diciembre, antes del homenaje en honor de don Miguel Barbosa al que vino el presidente López Obrador, puso sobre alerta a un grupo de personas —entre las que se hallaba el hoy gobernador Sergio Salomón— que habría una intentona que podría culminar en madruguete.
Esos amigos son los que este sábado le correspondieron lo que se dice sobradamente.
