Olga Romero Garci-Crespo, la recién estrenada presidenta de Morena en el estado, le ha dado una valiosa lección de política a los dirigentes del PRI, que apenas vieron desvanecerse las posibilidades de conservar la alianza electoral con el PAN y el PRD, emprendieron una sigilosa pero visible estrategia de acercamiento para, poco a poco y en caso de requerirse, tratar de coaligarse con el partido presidencial.
Supuestamente poco experimentada en estos temas, frente a la crisis política que atraviesan los tres partidos opositores por la traición de Alejandro Moreno Cárdenas, Garci-Crespo cerró, al menos por ahora, la puerta para concretar una alianza electoral con el partido tricolor, con todo y que, a nivel nacional, este ha dado un viraje en apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Con los priistas sí, con el PRI no”, fue el mensaje expresado por la diputada local con licencia al ser cuestionada por los representantes de los medios de comunicación, este martes, en una conferencia de prensa.
“Morena jamás se aliaría al PRI, un partido que ha lastimado tanto al país”, ratificó horas después a través de sus redes sociales.
En la rueda de prensa dijo que el partido que preside le dará la bienvenida a todo ciudadano que comparta los ideales de la cuatroté, sin importar el partido del que provenga, pero no para sellar una alianza con otro instituto político, sino para meter a sus simpatizantes en el camino del obradorismo, como ahora le llaman.
Ruda y clara, muy en su papel, en la defensa de los intereses del partido político que se encuentra en la cima del poder.
La lección va para el partido tricolor.
Quienes en ese instituto piensan que les resultará sencillo cambiar de bando, como lo hizo “Alito” en la cámara de diputados al apoyar la permanencia del Ejército en las calles, se equivocan.
Morena no es el PAN y no querrá darles espacios de poder para tenerlos de aliados.
Hoy mismo El Sol de Puebla publica una entrevista con el presidente estatal del PRI.
En ella, Néstor Camarillo Medina abre la posibilidad de sostener una alianza electoral con el partido de López Obrador.
Ya olvidó que hasta hace unas semanas era compañero de batalla del PAN y ahora afirma que el tricolor tiene mayores afinidades con Morena, al considerar que ambos son partidos identificados con el pensamiento de izquierda.
Camarillo parece someterse a Morena por anticipado, cuando la alianza opositora (PAN, PRI y PRD) no se ha extinguido formalmente y cuando no tiene a la mano beneficios que ofrecer a un partido que se mira a sí mismo autosuficiente e invencible. Y quizá sí lo es.
Morena ganará dividiendo a la alianza opositora porque mermará la capacidad de triunfo de los candidatos del PAN, pero eso no significa que vaya a incluirlos en la boleta electoral, como parte del bloque de partidos aliados de la cuatroté.
Eso es lo que tiene que valorar el priismo.
Como cómplices del presidente, sus líderes, aquellos que tienen cola larga, como el dirigente nacional, evitarán la cárcel, pero condenarán al partido a las migajas y a sus militantes a permanecer en el ostracismo un sexenio más.
¿Eso quieren?
Tal vez.
Pues eso tendrán, como se los ha advertido ya la no tan novel Garci-Crespo.
Twitter: @jorgerdzc