La obsesión de Virginia Socorro Meza Cruz de no ceder el control del Sindicato de Burócratas del estado de Puebla, pese a que ya terminó su periodo de gestión, orilló a que su colaborador Jhovany Oliver Gallo se autoproclamara nuevo secretario general de la organización gremial y cuando pidió que le fuera reconocida esa calidad, el área jurídica de la Secretaría de Finanzas no validó dicho cargo y le negó el oficio de comisión que le permitiría ausentarse de su puesto de trabajo para desempeñar funciones sindicales.
Con esta situación el Sindicato Independiente de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado del Estado de Puebla y Organismos Descentralizado ha entrado en su peor crisis, nunca antes vista, pues arranca el año careciendo de toma de nota, de una dirigencia gremial y sin que nadie funja el papel de representar a la base trabajadora ante la parte patronal.
Incluso se sabe que este vacío de poder pone en riesgo una negociación de aumento salarial que debía gestionar el sindicato con el Poder Ejecutivo.
En diciembre pasado el Tribunal de Arbitraje del Estado de Puebla desconoció la organización del proceso de renovación de la dirigencia del sindicato en cuestión, al haber existido una designación fraudulenta de Comité Electoral.
Ante esta situación, Meza Cruz solicitó un amaro en contra de dicha disposición, mismo que le fue negado.
Pese a tener en contra a las autoridades, Meza Cruz ordenó realizar la votación para elegir un nuevo Comité Ejecutivo y ganó Jhovany Oliver Gallo, el candidato de la secretaria general saliente. Para ello, se echó mano del acarreo de personas ajenas a la organización gremial.
Al regreso del periodo vacacional, concluyó oficialmente el periodo de gestión de Virginia Meza Cruz. No obstante, hasta el día de ayer por la noche la secretaria general saliente se ha negado a desocupar las oficinas de la agrupación.
Y por otro lado, Jhovani Oliver Gallo se apersonó en la Secretaría de Finanzas del gobierno estatal para obtener el oficio de comisión que le permite ausentarse de su base laboral para cumplir con su papel de líder sindical.
Se sabe que, en un primer momento, le habrían concedido dicha licencia laboral.
Sin embargo, ayer trascendió que hubo una corrección del área jurídica de la mencionada dependencia y se dejó sin efecto el oficio de comisión de Jhovany Oliver.
Esa disposición es correcta y tiene una explicación muy simple: de acuerdo a las normas la instancia que debe validar una nueva dirigencia sindical y entregarle la toma de nota es el Tribunal de Arbitraje, mismo que en diciembre pasado ordenó disolver el proceso electoral y convocar a una nuevo, el cual fue un mandato que no se acató.
De tal manera que, si el Tribunal de Arbitraje no notifica la elección de una nueva dirigencia, el gobierno del estado de mutuo propio no puede reconocer a nadie como nuevo representante gremial.
Frente a esa circunstancia, Jhovany Oliver Gallo ayer al medio día difundió un escrito entre los más de 3 mil trabajadores de los poderes públicos del estado, en donde reconoce que el proceso electoral del sindicato se ha judicializado y tardará mucho en ser resuelto.
Intenta, al mismo tiempo, hacer creer que su elección es válida y que solo es cuestión de tiempo para que lo reconozcan como el nuevo secretario general del sindicato.
La parte más importante, es que comunica que únicamente va a despachar –como supuesto dirigente gremial—de 4:30 de la tarde a las 9 de la noche. No aclara la razón de ese horario.
La explicación es sencilla: porque el gobierno no lo ha reconocido como líder de los burócratas.
Y si falta cuatro veces a su base laboral, le van a levantar un acta de abandono de empleo y lo van a despedir.
Valiente dirigente sindical.