La reaparición de Saúl Huerta en medios de comunicación, escoltado por sus abogados, pareciera esfuerzo descomunal por tratar de recuperar ante la opinión pública una mejor imagen que aunque parezca descabellado, lo convierta en el mártir de la historia.

“Un inocente no huye… Sé que iré a una prisión oficiosa”, afirmó el diputado que recientemente perdió el fuero.

Huerta Corona sabe bien que el delito por el cual se le acusa no alcanza fianza y que con las pruebas que se conocen hay elementos suficientes para que se quede en las sombras por, al menos, 30 años.

Por ello sorprende que insista en que cuando un juez lo requiera, con o sin orden de aprehensión, se presentará por su “propio pie”.

¿A qué juega , a qué le apuesta el morenista?

¿Pensará que realmente pueden sus abogados tumbar las acusaciones por violación de menores argumentando que la única violación fue al debido proceso, como lo señalaron sus defensores en la Cámara de Diputados?

Quizá esté pensando en obtener algún beneficio por su edad y solicitar la prisión domiciliaria o tal vez exista un acuerdo para que se entregue a cambio de concederle algunos beneficios carcelarios.

Sea cual sea su apuesta, difícilmente logrará que la imagen pública que ya se formó sobre él pueda ser modificada.

Salir a cuadro a decirse inocente poco le ayuda en una historia en donde la sociedad ya lo ha juzgado.

El caótico regreso a clases

Complicaciones económicas, preocupaciones sanitarias y hasta el desorden administrativo, serán las tres barreras que harán que este retorno a clases, impuesto a sangre y fuego, sea caótico.

Ayer mismo el gobernador reconoció que el tema de las cuotas escolares, que siempre han sido controvertido, no debe ser el impedimento para que las niñas, niños y adolescentes regresen a clases y que por ello solicitó una pausa en el cobro de estas, mientras se organizan docentes y las autoridades escolares.

Es claro que hoy más que nunca se requiere dinero para la compra de cloro, cubetas, jabón, trapeadores y hasta alcohol para mantener limpios y sanitizados los espacios educativos, pero no podemos olvidar que muchos padres y madres de familia están tronándose los dedos para sacar los gastos del día a día, precisamente por la crisis económica que está ocasionando la pandemia.

La educación pública y gratuita en México también está por enfrentar uno de sus mayores retos: retomar el nivel educativo después de un ciclo escolar a distancia.

El asunto no es menor, como tampoco lo es ¿quién va a pagar todos los insumos necesarios para garantizar que los contagios sean los menos posibles o las necesarias reparaciones a la infraestructura?.. Y eso sin contar que muchas escuelas carecen de servicios básicos como la electricidad o el agua potable.

¡Vaya regreso a clases que se avecina!