El alcalde electo de Puebla capital, Eduardo Rivera Pérez, apareció ayer, dentro de una edición especial del periódico Reforma, en donde destacan a los 18 alcaldes más votados de todo el país, el pasado 6 de junio.
Lalo ocupa el lugar número 13 entre los más votados de México, con el 53 por ciento de la votación con más de 318 mil votos, aunque la publicación menciona solo 295 mil, la cuenta con la cual cerró el programa de resultados preliminares (PREP).
El mérito del panista es digno de destacar, aunque también lo es el hecho que, dentro de los 18 ediles más votados de todo México, 12 pertenecen al partido Acción Nacional, quien encabezó las diversas coaliciones que se conformaron en el pasado proceso electoral.
Rivera Pérez ocupó el octavo lugar en cuanto al porcentaje de votos obtenidos entre los alcaldes panistas electos el pasado 6 de junio, aunque su número de votos es el más importantes dentro de los ediles panistas con 318 mil sufragios, tres mil votos más que los obtenidos por la presidenta municipal panista de León, Guanajuato, Alejandra Gutiérrez, quien obtuvo un total de 315 mil y solo superados por los 386 mil obtenidos por la morenista, Clara Brugada en Iztapalapa.
Es decir, Eduardo Rivera Pérez ya se codea con la “crema y nata” de los ediles del país, siendo el segundo más votado en México y pensar que su dirigente estatal, Genoveva Huerta, quería imponer a otro candidato.
Pero también algo que ya habíamos comentado, Lalo y su votación obtenida en la capital, solo tomando en cuenta los votos que recibió bajo las siglas de Acción Nacional y sin tomaren cuenta los votos del resto de los partidos que lo cobijaron en el pasado proceso, equivalen al 50 por ciento del total de votos obtenidos por el albiazul en el pasado proceso electoral, los cuales ascendieron a un total de 469 mil 695 sufragios.
El factor Rivera fue fundamental para disfrazar el enorme fracaso de la gestión de Genoveva Huerta, quien redujo la votación del albiazul, respecto a las últimas elecciones, a sus niveles más bajos a mediados de los años noventa.
Como ya lo señalé, Francisco Fraile García, quien fue solo bajo las siglas de Acción Nacional en el 2004, obtuvo una votación total de 642 mil 519 votos.
La noticia buena para Acción Nacional es que tiene en Eduardo Rivera Pérez a un producto reconocido ya a nivel nacional, como el segundo alcalde con mayor votación en todo el país en el pasado proceso electoral.
La mala noticia para el albiazul es que, en tan solo tres años, Acción Nacional en Puebla perdió el 30 por ciento de su votación en el estado, con casi 196 mil votos menos a los obtenidos en el 2018, año en que Martha Erika Alonso, ganó la elección a la gubernatura de Puebla, hecho que debe de preocupar el panismo rumbo al 2024, ya que bajo el liderazgo Villegas, el PAN dejo de ser atractivo.
El auditor, vuelve a las andadas. El que al parecer no entiende que no entiende, es el auditor mayor del Estado, Francisco Romero Serrano, quien recientemente, filtró a la prensa, los detalles de una denuncia que presentó ante la Fiscalía General del Estado, en contra de algunos ex presidentes municipales.
El detalle es que el asunto no obedece más a un acto de justicia y rendición de cuentas, parece oler a un intento de extorsión por parte del funcionario.
Y es que, resulta que existe una resolución por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 112/2017 dictada por la segunda sala de la SCJN, interpuesta por el ayuntamiento de Benito Juárez (Cancún) Quintana Roo, en donde se establece que es improcedente, el tratar de reabrir una cuenta pública, la cual ya fue aprobada, si no existe una “excepción justificada”.
De la misma forma, la resolución textualmente establece que: “Se puede abrir una cuenta pública ya aprobada, exclusivamente cuando el programa, proyecto u erogación, contenidos en el presupuesto de revisión haya abarcado para su ejercicio y pago, diversos ejercicios fiscales o se trate de revisiones, sobre el cumplimiento de objetivos de programas”.
Es decir, se una cuenta pública ya está aprobada, por parte de la legislatura local, no se puede reabrir a capricho de una persona, ni muchos menos imputar delitos a capricho.
Y es que las acciones de Romero Serrano, parecieran más bien estar encaminadas a revanchas personales o a un tema aún más delicado, como lo es negociar con los presuntos implicados.
Romero Serrano es un personaje el cual es adicto a la buena vida y la ostentación, lo cual se puede verificar con tan solo ver, con la camioneta en la que viaja y como vive.
Twitter: @riva_leo