Un caso que ha pasado desapercibido, pero que es de extrema gravedad, es el desenlace que hubo de los comicios en el municipio serrano de Tepeyahualco, en donde un comando armado habría tomado el Consejo Municipal Electoral (CME) y obligó que en el cómputo ganara el candidato de Compromiso por Puebla (CCP), Said Godos Luna, pese a que en el conteo de votos había triunfado Eyerim Espinosa Sosa, el aspirante del Partido del Trabajo (PT).
En una operación en la que hubo un contubernio de Morena con el PCP para hacer perder al PT, pese a que se supone que hay una alianza de los partidos del Trabajo y de Regeneración Nacional.
Lo más grave de esta situación, que no solo afecta al proceso electoral, sino a la gobernabilidad y la estabilidad social de la región, es que en toda la operación electoral –que inició desde diciembre del año pasado y concluyó la semana pasada—se habrían visto involucrados grupos que son identificados por la población de Tepeyahualco como autores de los altos índices delictivos que sufren los transportistas de carga en los tramos carreteros que unen a los estados de Puebla y Veracruz.
El equipo político del PT ha presentado una impugnación señalando que el cómputo de la elección estuvo condicionado por la presencia de gente armada en las instalaciones del CME, en donde se hizo un reconteo de la votación, en el cual muchos sufragios a favor de la opción petista de manera anómala fueron anulados. El cómputo se hizo de una manera tan acelerada y accidentada que no hubo manera de probar la validez del resultado final de la contienda por la presidencia municipal.
De acuerdo a la narrativa de integrantes del Partido del Trabajo en Tepeyahualco, el conflicto tuvo el siguiente desarrollo:
En diciembre del año pasado, de manera sorpresiva en la cabecera y juntas auxiliares inició la repartición masiva de blocks de hormigón y ladrillos. Se distribuían aparentemente a nombre del “Señor Godos”, que desde entonces ya se sabía que Said Godos estaba interesado en buscar la alcaldía.
Más allá de la repartición de materiales de construcción, lo que llamaba mucho la atención eran dos aspectos:
Primero: se levantaba un padrón de los beneficiarios con esos “regalos” y se empezaba a notar una presión para quienes no aceptaban los ladrillos o blocks.
Segundo: los camiones que repartían el material generalmente no utilizaban placas de circulación.
En mayo de este año, al llegar las campañas electorales, aparecieron otros dos factores: también se empezó a repartir cemento, semillas, fertilizantes y laminas. Al mismo tiempo se incrementaron las amenazas de que si perdía el PCP se tendrían que devolver los “regalos”.
El domingo 6 de junio, en las filas de las casillas electorales hubo gente recordando a los electores que debían sufragar por CPP y todavía ese día, dicen testigos del PT, hubo reparto de “regalos” con dinero incluido.
Sin contar que en esa jornada aparecieron en el municipio camionetas con gente encapuchada y hacienda gala de portar armas de fuego.
Pese a toda esa operación, la noche del día de los comicios se supo que había ganado el candidato del PT, Eyerim Espinosa Sosa, quien buscaba la reelección como edil de Tepeyahualco. La diferencia fue de apenas 67 sufragios, es decir fue una contienda muy cerrada.
Al llegar el día del computo la situación se complicó aún más. Aparecieron camiones con personas de Tlaxcala que fueron colocados a ambos flancos de la casa que el Instituto Estatal Electoral (IEE) utilizó para instalar el CME, lo que generó un clima de mucha tensión.
En el Consejo Municipal Electoral, por una exigencia de el PCP y de Morena, cuyo representante es Alfredo Godos, hermano de Said Godos, se hizo un recuento de los votos.
Al realizarse ese proceso, ingresó gente armada al CMP, que se instaló en la cocina de la casa que se usa como sede electoral.
Otras personas ajenas al CME se instalaron en el salón de sesiones y empezaron a ejercer presión contra los consejeros electorales, de acuerdo al relato de la representación petista.
Eso llevó a que el conteo, primero, y luego el cómputo, se hicieran de manera acelerada, atrabancada, sin que nunca hubiera tiempo para que los consejeros se pudieran cerciorar de la validez o anulación de votos a favor de las dos fuerzas políticas dominantes.
Al final, de manera sorpresiva el resultado oficial fue a favor del candidato de CPP y en contra del aspirante del PT, sin que los participantes en el cómputo oficial se fueran con la certeza de que ese el resultado era lo que verdaderamente se había expresado en las urnas.
En la mayor parte de los consejeros electorales y personal del IEE, dicen los testigos, había miedo y las ganas de concluir la sesión lo antes posible.