Si el reparto del botín electoral se concreta como el Comité Directivo Estatal lo ha planeado, no habría quién cierre la puerta de ese partido.
A reserva de que hagan modificaciones y sustitución de candidatos en los próximos días o semanas, previas al 3 de mayo, lo que se anticipa es una desbandada de integrantes de directivos y administrativos del partido que prometió un cambio verdadero, para hacerse de distintas posiciones electorales.
Edgar Garmendia de los Santos, Secretario General con funciones de Presidente, le preciso, se ha apartado un espacio en la lista plurinominal (que sigue sin hacerse pública) para una diputación local.
La misma suerte tendrá Carlos Alberto Evangelista Aniceto, integrante de la Comisión Nacional de Elecciones y Aristóteles Belmont Cortés, delegado para ejercer funciones de Secretario de Organización quien también tiene miras en el Congreso del Estado por la vía fácil.
Si seguimos el organigrama morenista vemos que la Delegada en Funciones de Secretaria de Finanzas, Josefina Tlapanco Franco fue insertada en la posición ocho de la lista de regidores en la planilla de Claudia Rivera Vivanco.
Mientras que el secretario de Jóvenes, Luis Norberto Vázquez Lucas, quien participó, sin éxito, en la tómbola para una diputación federal por la vía plurinominal, pudiera recibir como regalo de consolación también un espacio local.
Y no descarte que una vez que se dé a conocer la lista de candidatos plurinominales que registró Morena en Puebla o vaya sustituyendo, aparezcan otros directivos o administrativos de ese partido.
Tal vez por eso, el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, quien se dijo conocedor del intento de reparto de las plurinominales calificó como un “atropello” la definición de esa lista, que viola los procedimientos y los derechos de los aspirantes, por lo que anticipó impugnaciones.
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Ya que hablamos del Comité Estatal de Morena, valdría la pena conocer los criterios con los que los integrantes de ese órgano partidista han decidido adjudicarse sueldos que rebasan, por mucho, los montos que sus propios estatutos consideran como aportaciones.
El artículo 70 establece que “No se considerará como salario, ni incluirá prestaciones individuales, la aportación económica que reciba cualquier dirigente de MORENA para la realización de sus tareas en nuestro partido. Dicha aportación no podrá exceder en ningún caso de treinta salarios mínimos. Todas las erogaciones que se autoricen por este concepto deberán ser aprobadas por el Consejo Nacional, y de ellas rendirá cuentas la Secretaría de Finanzas”.
Pero una simple revisión vía transparencia nos demuestra que los estatutos están de adorno pues de los 3 mil 696 pesos con 60 centavos que debería de recibir mensualmente el secretario General, Edgar Garmendia, la realidad es que su sueldo es de 34 mil 035 pesos mientras que el de sus secretarios superan los 25 mil pesos.
Bueno, ni la encargada de medios, Paola Aguirre Narváez, que ciertamente no es directiva, que tiene un salario de 12 mil 200 pesos, cumpliría con el austero estatuto.
Así las cosas en el partido de la 4T.
