La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam
Enrique Cárdenas Sánchez es un personaje de novela rusa.
Un personaje trágico, en la vertiente de Raskolnikov, que se sitúa más allá del Bien y del Mal.
Pero también es un personaje costumbrista que busca “adecentar” a la plebe mientras cuida unos borreguitos.
En su otra vida, el doctor Cárdenas pudo haber sido, faltaba más, el Generalísimo Francisco Franco, quien ponía a su hija Elena a recitar discursos aprendidos de memoria en los tiempos de Navidad para que el pueblo español recibiría sus saludos.
“—Oye, Elena, quieres decirle algo a los niños del mundo” —le dice Franco a su pequeña hija —que espera la orden en el regazo de su madre— en un video que circula en You Tube.
Obediente, la niña se pone ante la cámara y recita:
“—Pido a Dios que todos los niños del mundo no conozcan los sufrimientos y las tristezas que padecen los niños que aún están en poder de los enemigos de mi Patria. ¡Viva España!”.
(Al tiempo que recitaba estas palabras, el Generalísimo movía los labios como si fuera un ventrílocuo sonriente).
Enrique Cárdenas es tan semejante a Franco en eso de la “decencia moral” que es imposible desligar las imágenes de ambos a la hora en que pontifica.
Vea el hipócrita lector lo que tuiteó luego de tirarle la charola a López Obrador en respuesta a que no fue designado virtual candidato a Casa Puebla:
“Propuse un gobierno decente, honesto, que a la vez fuera eficaz, que colocara a la gente en el centro de la acción pública”.
(La última vez que escuché a alguien hablar de “decencia” fue al Padre Maciel en un documental sobre los Legionarios de Cristo).
En una rueda de prensa ofrecida este martes, nuestro personaje, consternado, anunció que no creía en los partidos y que no participaría un día más de la vida política.
En consecuencia, señaló, no apoyaría la campaña del senador Miguel Barbosa.
Quienes lo vieron, dijeron que estaba triste, aunque no faltó quien asegurara que estaba más que furioso.
Hasta el último momento, Julio Scherer Ibarra y Fernando “El Duque” Manzanilla —sus promotores más delirantes— buscaron hacerlo candidato.
Y vaya que agotaron todos sus puentes.
Pero la decisión que benefició a Barbosa —bien lo dice el columnista Arturo Luna—la tomó el mandamás de Morena: el hijo de López Obrador: José Ramón.
En un primer momento, cuando los puentes de Scherer y el Duque se vinieron abajo, Cárdenas tomó las cosas con sabiduría y aceptó resignado los resultados de la “encuesta” del Mesías Tropical.
Pero al día siguiente, montó en cólera y decepción.
Fue entonces cuando ofreció su rueda de prensa.
Como para evidenciar el estado de ánimo del doctor, Jorge Machuca, su jefe de prensa, tuiteó alicaído: “Fue puro gatopardismo. Dejaron ir a un ciudadano honesto, brillante y visionario. Morena Puebla entregó la plaza desde ahora. Al tiempo”.
Ale Navarro, hija del empresario yunquista Gerardo Navarro, comentó el tuit de Machuca: “Catastrófica noticia que haya quedado un pillo como candidato de Morena a la gubernatura y no Enrique Cárdenas”.
El jefe de prensa respondió: “Se ha desperdiciado a un ciudadano brillante, decente y visionario. López Obrador entregó la plaza de Puebla. Vergonzoso”.
Ale Navarro tuiteó de nuevo: “Yo pensaba que aún quedaba algo de esperanza en Puebla, pero ahora no veo un escenario peor (sic). Realmente lamentable y desolador”.
Las dudas me mataron:
¿Por qué el Yunque está tan abatido?
¿Desde cuándo esa organización de ultraderecha tenía esperanzas en López Obrador?
¿Qué les habían prometido Cárdenas y el Duque?
¿Por qué se siente tan decentes y hablan tan enfáticamente de la decencia?
(La penúltima vez que escuché esa palabra fue en un burdel de mala muerte).
Pensé en Elenita, la hija del Caudillo, en su mensaje de navidad.
Imaginé a Cárdenas enfilando hacía la Ciudad de México diciendo “ustedes se lo pierden”.
¿Qué pasará con Puebla ahora si nuestro salvador se ha ido?
¿Quién “adecentará” a los poblanos?
La duda mata.
Ufff.
http://24horaspuebla.com/2017/10/24/la-quinta-columna-el-yunque-y-la-debacle-del-ultimo-decente/