Con la finalidad de poner un alto al número elevado de pacientes infectados y los decesos en Alemania, la aún canciller Angela Merkel y su sucesor, Olaf Scholz, acordaron tomar medidas más severas para aquellas personas que no quieren vacunarse. Esto fue anunciado tras un consenso con los gobernadores de los estados alemanes y por la aparición de la nueva variante ómicron, informaron agencias internacionales de noticias.
Medidas que, según trascendió, implican imponer restricciones de contacto con aquellos que no están vacunados, así como negarles la entrada a lugares públicos. De igual forma, se informó que las personas que no cuenten con un registro de vacunación contra la COVID-19 tendrán que someterse a pruebas PCR de manera periódica. Mientras, de manera general, los eventos al aire libre serán reducidos a un 30 o 50 por ciento de su capacidad.
La vacunación obligatoria fue propuesta meses atrás por Merkel, para que a partir del próximo 1 de febrero del próximo año la población alemana estuviera protegida. Esto debido a que la canciller saliente ve como primera necesidad la vacunación y la aplicación de más medidas restrictivas por la pandemia que atraviesa el mundo.