Alfredo Téllez
Cuando uno tiene un sueño hay que luchar y trabajar con esmero para alcanzarlo, no importa lo inimaginable o imposible que parezca, al final todo ese esfuerzo es recompensado con el éxito, manifestó Arturo Fernández Téllez, quien actualmente es uno de científicos mexicanos más reconocidos en el área de física de altas energías.
El investigador proviene de una familia humilde del estado de Puebla, sin embargo, siempre buscó los mecanismos necesarios para lograr su sueño de ser un gran y productivo científico. Así, en la década de los noventa obtuvo tres becas en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para realizar primero su maestría, después su doctorado y, posteriormente, una estancia posdoctoral.
Su preparación le ha permitido colaborar en los proyectos de física de altas energías más importantes de todo el mundo, como el Fermi National Accelerator Laboratory (Fermilab) y el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés).
Hoy en día, además de participar en el proyecto A Large Ion Collider Experiment (ALICE) del LHC, Fernández Téllez es profesor de tiempo completo de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y trabaja en la construcción de un ciclotrón para aplicar sus conocimientos de física de altas energías en la medicina.
Además de sus actividades científicas, Arturo Fernández, siempre se ha preocupado y ocupado por la divulgación de las mismas, pues aseguró que este aspecto es indispensable para impulsar la cultura científica en el país.
Por tal motivo, decidió construir lo que denominó el piano cósmico, el cual hace las mismas funciones que un ACORDE, es decir, detecta cada vez que pasa una partícula. Pero para hacerlo más atractivo al público no científico, le añadió luz y sonido; así, cada vez que el piano cósmico detecta una partícula emite un sonido y un “flashazo”.
“Asesorados por músicos, pudimos crear una especie de melodía cósmica que depende de la energía y la dirección con la que llegan las partículas subatómicas, como electrones, muones y piones, las cuales son captados por los minidetectores y generan un poco de energía, que es la que hace que funcionen nuestras bocinas y focos”, dijo.
Este piano, que surgió de un experimento científico, ya se ha convertido en un “rock star”, pues se ha presentado en los festivales de jazz más importantes de todo el mundo. Recientemente estuvo en el Festival de Jazz de Montreux, en Suiza.