¿Cuál fue el mensaje ciudadano en la elección del 2018?
Que gracias al discurso firme, constante y contundente de Andrés Manuel López Obrador, en el imaginario colectivo quedó claro que el PRI era corrupto, cochino, parrandero y jugador.
Muy bien.
AMLO ganó de manera abrumadora y, paradoja, ganó gracias al PRI.
Hoy, en la elección intermedia en que cualquier gobierno o sistema político necesita refrendarse mediante su poder Legislativo, Morena está en primer lugar en las preferencias electorales nacionales, seguido de un lejano
PAN, y un PRI en tercer lugar.
Un dato revelador es el de las preferencias electorales en la ciudad de México.
Ahí, Morena tiene la mitad de las preferencias, pero juntos, PRI PAN y PRD tienen un tercio de la votación.
A ver. Si ahí le ponemos los indecisos y el voto oculto, Morena no tiene la mayoría sino la mitad de las preferencias.
En la CDMX, que se considera bastión de Morena, de AMLO, pues, no hay unanimidad.
Esto es reflejo del desgaste del poder.
Pero además de ello, si consideramos el terrible desgaste que ha llevado Morena en la campaña con los casos de Félix Salgado Macedonio, David Monreal, por supuesto Saúl Huerta y otros más, vemos una fisura fuerte en las preferencias electorales ciudadanas, no el voto duro, que no cambiará, sino el switcher que se convenció en 2018 y puede desangelarse hoy o simplemente no salir a votar.
No se espante. Esto pasa en todos los partidos. Así que el resultado aún es incierto.
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