Aunque Puebla rebasó los 5 mil casos de Covid-19 y 800 muertos, la gente sigue sin creer que existe el virus.
Claro ejemplo fue el Día del Padre, muchos salieron a pasear, comprar el pastel para la celebración y qué decir de aquellos que se reunieron en familia para comer.
El 10 de mayo dejó saldó rojo, los que no creían terminaron muertos y sus familias desoladas por la pérdida de hasta tres miembros.
Pero siguen sin creer en el virus, salen a jugar a las canchas de futbol sin cuidado alguno, y por más que las autoridades los exhorten, siguen rompiendo los candados que han colocado para impedirles las entradas.
Con esta conducta será casi imposible salir a las calles a la brevedad, lo peor del caso es que no habrá hospitales, pues de acuerdo con la declaración del secretario de Salud tienen una ocupación del 80 por ciento en la zona conurbada.
Muchos santos pagarán por los pecadores.
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No cabe duda que los cargos no son para siempre y que cuando no se tienen, todos vuelven a ser parte de la tropa y ese es el caso de Mario Bracamonte González, ex líder estatal del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en Puebla.
Resulta que durante la visita del presidente de México y líder moral de Morena, Andrés Manuel López Obrador, el ex delegado con funciones de presidente no pudo accesar al Ex Convento de San Gabriel, en San Pedro Cholula.
Bracamonte González se tuvo que esperar, bajo los rayos del sol, junto a los cientos de simpatizantes de Morena que querían ver a su “Tlatoani” quienes en ningún momento respetaron la “sana distancia” pese al creciente número de contagios por Covid-19 en Puebla.
Después de varios minutos de permanecer junto a los simpatizantes a Bracamonte González “le cayó el veinte” del riesgo y no traer un cubrebocas por lo que utilizó un pañuelo para cubrirse durante el tiempo que permaneció en el lugar.
Quien lo diría antes siendo líder de Morena en Puebla tenía derecho de picaporte para ingresar a los eventos presidenciales y ahora debe hacer fila como cualquier otro militante.
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*INAH fortalecerá la relación con la BUAP
En los próximos días, el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, sostendrá un encuentro con el rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Alfonso Esparza Ortiz, para tratar temas del acervo histórico de bienes muebles e inmuebles que tiene bajo su resguardo.
Entre las encomiendas que dejó el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, durante su visita a Puebla la semana pasada, está el fortalecimiento de la relación con la máxima Casa de Estudios.
La gran importancia que tiene la BUAP tanto en el medio académico, como en el humanístico y en las ciencias sociales, es fundamental para el INAH, debido a que cuenta con un grandioso patrimonio histórico bajo su resguardo.
La idea que tiene el gobierno federal es fortalecer la relación con la BUAP, y un trabajo coordinado para seguir preservando el patrimonio histórico la Casa de Estudios, tanto en la capital como en el interior del estado.
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En cualquier momento los estudiantes que en su momento integraron el Comité Interuniversitario podrían salir a la calle para exigir alto a la inseguridad, y es que la semana que terminó se llenó de luto con el homicidio de un joven de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
A pesar de la contignencia, los jóvenes no olvidan lo que pasó con tres universitarios y un chófer de Uber en febrero pasado, cuando Ximena Quijano, José Antonio Parada y Javier Tirado acudieron al carnaval de Huejotzingo.
Como se recordará fueron ultimados y a raíz de eso se realizaron diferentes manifestaciones.
Ahora tocó a Cristopher ser víctima de la delincuencia, y morir a manos de sujetos desconocidos que ingresaron a una taquería para robar.
Rectores se han pronunciado por justicia, pero la voz de los universitarios podría volver a elevarse para pedir castigo.
