¿Cuántas veces hemos escuchado que la delincuencia va a la baja?
¿Cuántas políticas se han emprendido para terminar con este cáncer?
¿Cuántos policías desafortunadamente han perdido la vida al combatir a los delincuentes?
Y me puedo seguir preguntando y preguntando, y tal parece que todas y cada uno de mis posibles cuestionantes pueden tener respuesta, sin embargo, los asaltos, siguen ahí y aunque parece que la batalla se va ganando, siempre encuentran los amantes de lo ajeno como conseguir su cometido.
Hace un par de semanas, a mi familia le fue robada su camioneta, y no del año, sino una modelo 1998 en pleno estacionamiento del centro comercial CityClub, ubicado sobre el bulevar 5 de mayo.
Eran las 8 de la noche, cuando al salir de hacer sus compras como cada mes, se llevaron la sorpresa de que su vehículo que con esfuerzos compraron, ya no estaba en el lugar donde la estacionaron.
La primera reacción, fue preguntar al que supuestamente las cuida, pero la expresión fue de “No sé, vino un señor, se subió y se la llevó”, y así, sin más se alejó y siguió como si nada.
Al momento de acudir a la tienda, para solicitar apoyo y ver las cámaras de video vigilancia, la tienda City Club que pregona tener un compromiso con sus clientes, se negó y dijo que no podía hacer nada y que ellos no eran responsables de los hechos, ¿Entonces de que son responsables?
Tengo que admitirles que fue un momento de frustración, de enojo, de molestia, pero al final lo único que se pudo hacer fue llamar a la policía municipal que tardó en llegar, pero llegó, levantó el reporte e hizo las recomendaciones de acudir ante las autoridades pertinentes para levantar la denuncia.
Y si uno pensaba que ya había pasado el trago amargo, créame que levantar una denuncia ante las autoridades “competentes” es un verdadero viacrucis que duró tres días, entre horas de espera, del tradicional saque copia, le faltó un documento, vaya a dejar estos oficios a tal dependencia, al corralón, y al llegar te digan está mal hecha vuelva mañana, créanme que es para tirar la toalla.
Esta experiencia, amarga, molesta, que no se le desea a nadie, pero que solo los que la hemos vivido, sabemos de lo que se trata, nos llena de coraje y preguntarnos ¿Realmente se está combatiendo a la delincuencia?, ¿Existe un seguimiento a los robos reportados?, pero principalmente si la delincuencia está organizada, ¿Para cuándo los ciudadanos de bien nos empezamos a organizar?
Hasta aquí mi colaboración semanal
Nos leemos la próxima semana.
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