El Partido Acción Nacional de nuevo vive momentos de divisiones y todas provocadas por el pecado capital de la soberbia.
El pecado favorito de la película del abogado del diablo, junto con la vanidad
“Soberbia: sentimiento de sobrevaloración de las decisiones propias por encima de las de los demás”.
Genoveva Huerta, como presidenta del PAN, logró ahondar las diferencias entre los panistas y más con el triunfo en la capital en la figura de Eduardo Rivera.
Ella quería ser la candidata a presidenta municipal y por ello le puso muchas piedras en el camino a Lalo Rivera.
Sintió que el poder infinito de los Moreno-Valle había recaído en ella, como herencia del olimpo, una especie de semidios.
La soberbia de nuevo le impidió hacer un trabajo de unidad al interior del PAN y se peleó con varios liderazgos tradicionales.
Se volvió, por el momento, en la favorita de Marko Cortés, dirigente nacional del PAN y logró que la convocatoria fuera dirigida a ella con el tema de paridad de género en sentido de que el estado de Puebla tendrá que ser para una mujer.
Sus enemigos, mejor dicho, sus contrarios son muchos, ella se encargó de crearlos.
Hoy se unen en contra de ella y están impulsando a Augusta Díaz de Rivera que seguramente será la nueva dirigente estatal del PAN apoyada por Eduardo Rivera, Edmundo Teutli, presidentes electos de Puebla y San Andrés Cholula, además de diputados federales como Ana Teresa Aranda Orozco y muchos más.
Genoveva Huerta ha tenido que recurrir a personajes como Inés Saturnino, ex candidato a presidente municipal de Tecamachalco por el PSI, ni siquiera con el PAN. Lo presumió en redes y anteriormente ella lo criticó por misógino. Que locura.
Genoveva y su grupo, en lugar de conciliar con la nueva autoridad municipal, le exigieron el 25 por ciento de los espacios en el ayuntamiento.
Como gánster, haciendo de lado la político y se atrevieron a ventilarlo en medios.
De esta forma ella pretender sumar adeptos para reelegirse en la presidencia estatal del PAN.
Al parecer se tendrá que conformar con la diputación federal que se agandalló por la vía plurinominal.
La mayoría de los panistas no la quieren, es más, la aborrecen.
El mensaje está en el aire y ello lo sabe.
FIN