Definitivamente el confinamiento – para quienes pudieron llevarlo a cabo – se volcó hacia las redes sociales. Fotos y videos de nuestras casas, nuestra vida cotidiana hasta de nuestros cubrebocas inundan, hasta hoy, espacios como Twitter, Facebook, Instagram y el consentido de esta temporada: Tik Tok.
Es más, el inicio de la cuarentena por el covid-19 en nuestro país (el pasado 23 de marzo) marcó también el arranque de una ola de “actividades” para realizar vía redes sociales: retos, cuestionarios, compartir canciones o sugerencias de películas, gente incursionando como youtuber o tiktoker, se convirtieron en parte del día a día en el encierro.
Mamás dando tips, personas de edad avanzada recreando cintas o jóvenes compartiendo historias personales inundaron los timelines de Instagram, Tik Tok y Facebook, en Twitter los “hilos” con chismes de la farándula, noticias y conspiraciones también atrajeron a un gran número de usuarios.
Pero del inicio del confinamiento a la fecha han pasado 4 meses y al parecer le hemos dedicado mucho tiempo al contenido de nuestros perfiles, las fotografías de viajes y citas espectaculares fueron sustituidas por imágenes de casas limpias y renovadas, porque aún en esta situación seguimos alimentando la simulación.
Si bien es válido tener contenido “frívolo”, nos empeñamos en colocar posts que denoten que con todo y esta adversidad somos excesivamente felices incluso hay quienes tornan sus redes sociales en un desfile de clasismo, todos hemos cometido ese pecado y vendemos en nuestras redes la mejor versión de nosotros, pues se han convertido en una especie de CV de dominio público.
Aun cuando tus redes sean exclusivas para “amigos y familia”, los cierto es que a ese micro círculo le queremos enseñar lo mejor de nosotros. Como en aquel capítulo de la serie Black Mirror, que lleva por nombre “Nosedive” en el que nuestra vida es valuada conforme al número de likes que recibamos y solo por nuestros perfiles podemos acceder a una casa, auto y a una vida social aceptable. (Capítulo recomendadísimo, por cierto, de la temporada 3).
Y aunque el confinamiento parece llegar a su fin, incluso se ha dicho de manera oficial que de lograrse aplanar la curva de la pandemia el 10 de agosto se retomaría la actividad económica “no esencial”, el poder que tomaron las redes sociales en esta temporada no se perderá.
Aun con el lado “rosa” que persiste en cada red social, lo cierto es que también fueron de gran apoyo para la subsistencia de negocios de emprendedores; para dar a conocer los casos de necesidad, desempleo y enfermedad a causa de la pandemia e incluso para exponer injusticias que fueron vitalizadas.
Como las montadas, las redes sociales tienen sus dos caras y sin importar de qué lado de ellas estemos, es innegable el importante papel que tomaron en nuestras vidas.