Tres capítulos. Tres.
Estampas claras del México de carne y hueso.
Estampas de la Puebla de este siglo.
De la Puebla de este siglo, atrapada en siglos añejos, atrasados.
Estampas que ilustran la prueba Enlace como nadie.
La realidad de los pueblos olvidados, esos que están donde el viento da vuelta y prefiere regresarse por temor a morir de tristeza por dichos rumbos.
Estampa uno. Xopanac. Comunidad serrana, muy cerca de Ixtacamaxtitlán.
El aplicador de la prueba enlace, un joven egresado de la BUAP de la carrera de Administración, llega muy temprano con sus exámenes bajo el brazo.
Delante de él tiene un panorama nada halagador. Casas de piso de tierra, una escuela donde los niños viven de la mano con la pobreza e ignorancia.
Los pequeños, sucios, el rostro quemado por el sol, mezclado el flujo nasal con la tierra de todos los días maquillan su carita, la de todos, algunos descalzos, otros con los zapatos rotos, apenas si hablan completo el español y, de pronto, algo llama la atención del aplicador: unos a otros, invariablemente los niños se llaman “cosita”, “mi vida”, “ay cosita, ven”.
Sí, en un tono fresa que contrasta con su realidad de tierra, pobreza e ignorancia.
Curioso, se acerca a los pequeños. Tal vez escuchó mal. Pero no. Lo ratifica, todos son “cositas” y “mi vida”.
De pronto levanta el rostro y frente a él tiene la respuesta, absurda, risible si no fuera cruel.
Una maestra, de esas que no sabe ni dónde está parada. De esas que sólo conocen la pobreza por las cifras del periódico. De esas que tienen aire en la cabeza, afirmación que resulta un elogio. Justamente de esas, con ropa digna de un paseo por angelópolis, las ánimas o el triángulo, enfrascada más en un papel de turista por la selva lacandona, toma a uno de los pequeños de la cara y con su voz chillantemente fresa le dice “ay cosita”, con un mohín mezcla de lástima y deprecio, equivalente a un “pobrecito, tan pobre tú”.
Sí, la maestra fresa de ciudad llegó al pueblo por una maldita circunstancia. Y anda por ahí, como turista en aldea olmeca enseñando a los niños con el rostro cubierto de pobreza “ay cosita”.
¿La prueba Enlace? Ah, sí, creo que la aplicaron
Estampa dos. Ocotla. Un pueblo serrano de por aquí cerquita, tal vez 4 horas.
El aplicador Enlace, un joven de escasos 26 años, universitario, entrega en un pequeño salón las hojas con el examen. Se esfuerza en explicar claramente a los niños de 4º y 5º de Primaria cómo deben responder a los cuestionamientos impresos, el formato, el tiempo, en fin. Afanosamente quiere que los pequeños entiendan el más mínimo detalle.
De pronto una pequeña, levanta su manita y le dice:
– Maestro, no entiendo la pregunta
– A ver, dime cuál
– Esta, y señala con su dedito a un problema matemático que cuestiona cómo una niña que tiene 200 manzanas debe dividirlas entre 5 niñas, la respuesta A es dividir, B es multiplicar C es sumar y D restar…
– Sí, responde el aplicador en espera de conocer cuál es la duda
La niña, tranquila, clara, sincera le dice un poco desesperada al sentirse no comprendida
– Es que, no entiendo la pregunta…
¿La prueba Enlace? Ah, sí, creo que la respondieron
Estampa tres. Tecoltemic. Sobra decir que es un pueblo serrano más.
El aplicador, un joven de 28 años, con estudios de contabilidad, empieza el reparto de los exámenes a los niños de 6º año de Primaria. De pronto su vista se topa con una figura que no encaja en el salón de clases, es un muchacho de 16 años, que más asustado que contento estira la mano en espera de su cuestionario.
El aplicador duda. Por un momento cree que el adolescente se equivocó de salón, O es el hijo de alguna maestra. Pero no. Verifica y este niño de 16 años es en efecto alumno del 6º año de Primaria.
Le entrega la prueba y camina apenas un paso cuando le escucha decir con voz tímida.
– Maestro, me puede leer las preguntas por favor, es que no sé
¿La prueba Enlace? Por Dios, pero con ¿qué se come eso?
Sin Palabras.
Bueno, sólo una pregunta. ¿Cómo diantres se atreve Darío Carmona a asomar la cabeza con estas historias? ¿Cómo pretende una candidatura para diputado federal? ¿Sabrá por lo menos el ex titular SEP que existen estos pueblos? ¿Qué hizo en 6 años, aparte de negocios? ¿Cantó? ¿Bailó al centro de la pista al ritmo de los aplausos y el tradicional eh, eh, eh, eh, hasta quitarse el saco y bajar lentamente el cuerpo? ¿De estos talentos necesita el PRI? Pues entonces sí que debe estar muy, pero muy necesitado.
Scrabble Político
Los diputados priístas David Huerta Ruiz y José Luis Márquez Martínez trabajan en un proyecto encaminado a facilitar y agilizar el trabajo de nuestros compañeros reporteros que cubren la fuente legislativa.
En su calidad de Vocales del Comité de Administración del Patrimonio y Recursos Materiales del Congreso Local, David Huerta propuso destinar una nueva sala con equipos de cómputo y servicio de internet para quienes informan día a día sobre el trabajo legislativo desde sus plumas, cámaras y grabadoras, y la medida fue apoyada de manera contundente por el coordinador de la bancada tricolor, José Luis Márquez.
Ambos impulsarán dicho proyecto en breve.