Ahora que soplan nuevos vientos al interior del Centro de Readaptación Social de San Miguel, familiares de quienes se encuentran recluidos en este penal esperan que realmente los cambios lleguen hasta ellos y, por supuesto, hasta sus bolsillos, sí, así como lo leyó, hasta sus bolsillos.
Y es que no resulta nada barato el que tengan un interno en el CERESO de San Miguel, para darle una idea más clara de lo que sucede al interior le preciso sólo algunos datos.
El jugoso negocio inicia desde el momento en que los familiares tiene que cruzar la primera puerta de ingreso para visitar a su familiar, donde al presentar la credencial de elector tienen que colocar un billete de 20 pesos doblado para gozar del beneficio de acceso, y aclaro, debe ser un billete, porque si son monedas los distinguidos custodios apegados a tan sana práctica, se disgustan y regresan al visitante, pues la morralla hace “bulto” y se nota, mientras que el billete resulta práctico y silencioso.
Pero el asunto no termina ahí.
Los internos comunes, es decir aquéllos que purgan delitos menores, nada relacionado al narcotráfico, secuestro o violaciones, entre otros, tienen la opción de comer los alimentos que se preparan en el Penal, sin embargo un alto porcentaje de ellos, optan por alimentarse por su cuenta, ya sea que reciben aquéllos que les envía su familia, lo que implica, por lo menos, los ya mencionados 20 pesos de entrada al CERESO, y otros más compran sus alimentos en los famosos “kioscos”.
Estos kioscos son una similitud de cocinas económicas, cuyo menú tiene un costo promedio de 40 pesos, es decir, 280 pesos semanales. Lo curioso del caso es que la administración de tales negocios están a cargo de presos que purgan condenas por delitos graves, relacionados con secuestro, narco, por ejemplo, lo más serio es que, en términos reales no tendría nada de raro que quisieran ganarse la vida al interior del penal de esta forma lícita, es decir vendiendo comida, lo alarmante es el costo que les representa.
Sí, el preso que se decida a hacer uno de estos negocios debe “pagar” el permiso de trabajar. Las sumas pueden ir desde los 200 hasta 500 mil pesos al año, para tener derecho a que su cocina económica funcione y si no “cubren” la cuota, pues simplemente no tienen acceso a dicha concesión.
Para tener una idea más clara de los negocios jugosos al interior del CERESO, regresemos al asunto de los 20 pesos por entrar.
Tomando en cuenta que la población en San Miguel se acerca a los 4 mil internos, y que obviamente no todos reciben visita, sólo por suponer digamos que al día un promedio de mil presos tienen el privilegio de que sus familiares acudan a saludarlos, digamos 3, esto representaría 60 mil pesos de un día entre semana, para el bolsillo de ¿quién?
Y ni hablar de los fines de semana, cuando la cifra de ambos lados, es decir de presos visitados y de número de familiares que acuden, digamos, 5 visitantes por 2500 presos ¿le gusta? Bueno, el negocio tan sólo de la entrada arrojaría la cifra de 250 mil pesos, en promedio.
Nada despreciable.
Reitero, para ninguna familia resulta barato tener un preso en San Miguel, por lo menos deben desprenderse de 500 pesos a la semana para su manutención.
Si realmente soplan nuevos vientos en el Penal, muy justo sería que las autoridades recién nombradas se den a la ardua tarea de modificar el funcionamiento del lugar que tanta falta le hace.
Acabar con la corrupción y vicios añejos no es tarea fácil pero si muy exigida por internos y sus familias, quienes están cansados de abusos continuos y ven con esperanza los nuevos cambios.
Scrabble Político
Aunque ya no es noticia, este fin de semana un nuevo aumento al precio de la gasolina fue el obsequio federal para los mexicanos, por si no fuera suficiente, el Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero ya recordó que los incrementos seguirán a lo largo del año, por un supuesto desajuste financiero en el petróleo.
Y así, con tales cartas de presentación, anda de gira, diciendo “yo” a la candidatura de su partido, el PAN, a la presidencia de la República.